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Así viajó el cuadro de Da Vinci «La dama del armiño» a España

ABC recibió a pie de avión la obra maestra, que será expuesta en el Palacio Real

Así viajó el cuadro de Da Vinci «La dama del armiño» a España S.G.

SUSANA GAVIÑa

Entre fuertes medidas de seguridad fue recibido ayer en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz el cuadro «La dama del armiño» , pintado por Leonardo Da Vinci hacia 1496 y que es propiedad de la familia Czartoryski. Obra estrella de la exposición «Polonia. Tesoros y colecciones artísticas» , organizada por Patrimonio Nacional, con la colaboración del Ministerio de Cultura Polaco y Acción Cultural Española, podrá ser contemplada a partir del próximo 3 de junio —hasta el 4 de septiembre— en el Palacio Real.

Con una fina lluvia, primero, y un gran chaparrón después, el cuadro, que llegó con dos horas de antelación (tal vez para evitar desenlaces inesperados) y que viajó en un avión militar procedente de Polonia, aterrizó a las dos de la tarde. Como testigos, varios aviones contra incendios y un F-18. A pie de pista le esperaba la empresa de transporte SIT, especializada en obras de arte, cinco coches de la Guardia Civil y una docena de agentes. «No es muy habitual que las obras de arte lleguen a este aeropuerto», declara a ABC el responsable de la aduana, José María Sigüenza, acostumbrado a recibir cargamentos así de especiales. «Lo habrá pedido así Patrimonio Nacional». Una manera de acortar también los trámites, especulamos.

Tras comprobar la documentación, vemos bajar del aparato, nos dicen que se trata de un DN-235, a once personas con un equipaje muy ligero. ¿Agentes de seguridad encubiertos? No, son los conservadores de ambas instituciones, el Museo Czartoryski de Cracovia, donde reside habitualmente la obra, y Patrimonio Nacional. «Todas las decisiones deben ser consensuadas, por eso han viajado hasta Polonia los conservadores españoles». La dama italiana, uno de los cuatro retratos que pintó Da Vinci, y el único en manos privadas, también ha venido acompañada de tres correos, cuya labor es velar en todo momento por la seguridad de la pieza —de 54,8 cm. de alto y 40,3 cm. de ancho— durante los traslados y la instalación.

Hoy será desembalada

Mientras tanto, la poca prensa que ha podido llegar a tiempo a la cita —el cambio de horario fue comunicado por Patrimonio veinte minutos antes de la una de la tarde, la nueva hora fijada para su llegada—, espera, calada hasta los huesos, el instante de recoger el descenso y colocación de la obra en el furgón, cuyo habitáculo, semiblindado a los cambios de temperatura exteriores, mantendrá el interior a 20 grados, «la misma temperatura a la que ha viajado y a la que estará expuesta la obra en el Palacio Real», explica Guillermo Andrade. Dos operarios, Antonio y José, curtidos a la hora de transportar esta clase de piezas,—«hemos llevado desde Goya a Velázquez, y, por supuesto, el «Guernica» de Picasso, que trasladamos al Casón del Buen Retiro y al Reina Sofía», afirman con orgullo— se calzan los guantes para mover la obra. Saben lo que se traen entre manos. Nos apelotonamos cuando vemos salir una caja. Fotos, grabaciones... Falsa alarma. Es el marco, que va seguido, esta vez sí, por «La dama del armiño». Antes de bajarla por la rampa, secan ésta con cuidado para evitar que se deslice con demasiada rapidez. En pocos segundos la vemos aparecer, y desaparecer en el interior del furgón —«con diez minutos que escampe tenemos suficiente», nos habían advertido—. Una vez dentro, es colocada al fondo y fijada con unas cintas en uno de los laterales.

A la espera de que termine esta operación, cinco coches de las fuerzas de seguridad. Dos del servicio de tráfico de la Guardia Civil que irán despejando el camino, otros dos de la Reserva y Seguridad del mismo cuerpo, que precederán también al furgón, y el último cuatro por cuatro cerrará la comitiva. A las tres de la tarde, el cielo se despeja y luce el sol, parece celebrar la visita de tan ilustre huésped. El retrato de la joven amante de Ludovico Sforza emprende viaje hacia el Palacio Real.

Hoy, veinticuatro horas después de su llegada, el tiempo necesario para su aclimatación, el retrato, obra maestra del Renacimiento que después de Madrid viajará a Berlín y Londres, será desembalado —de nuevo ante la atenta mirada de la prensa— y colocado en el emplazamiento que ocupará durante los próximos tres meses en ésta, su primera e histórica visita de Estado a nuestro país.

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