Zapatero admite que la debacle del 22-M le abocó al «dedazo»
Pide «no ceder un ápice de terreno en el combate» por defender a Rubalcaba
Zapatero oficializó ayer el «dedazo» a Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a sucederle en el cartel electoral de 2012 y casi suplicó el apoyo total del partido ante los ataques que pueda sufrir. La insistencia que imprimió a estas palabras de apoyo a su vicepresidente tienen su explicación en la solución de urgencia que ha tenido que improvisar para buscar un sucesor, ante la posibilidad de que se resquebrajara la unidad del partido. Zapatero tuvo que reconocer que si la derrota electoral del 22-M no hubiera sido tan dura, el proceso para elegir al candidato de 2012 se habría hecho de otra manera, según confirmaron a ABC asistentes a la reunión. Sin embargo, se vio obligado a tomar decisiones rápidas y a dejar en la estacada a Chacón.
En su insistencia en respaldar a Rubalcaba, el secretario general de los socialistas llegó incluso a realizar un llamamiento bélico y una defensa numantina de su sucesor, al pedir «todo el apoyo y la defensa del candidato ante las críticas. No cedamos un ápice de terreno en este combate. Luchar y defender, todo lo fuerte que podamos».
De las palabras de Zapatero, las primeras una vez apartada Chacón de la carrera sucesoria y encumbrado Rubalcaba, se podría deducir el temor del presidente a que el pasado del candidato pueda hacerse presente y ser utilizado por la oposición en los meses que restan para las elecciones generales. Por eso, advirtió que «su fuerza es nuestra fuerza».
Zapatero presentó a Rubalcaba ante el Comité Federal del PSOE como el político que «es capaz de ganar en diez meses unas elecciones», recordando que también fue capaz de «haber corrido 100 metros en poco más de diez segundos». «Es capaz de generar la confianza y la credibilidad que el partido necesita. Es la persona que quieren nuestros compañeros y nuestros votantes. Es querido y apreciado por los nuestros. Respetado por nuestros adversarios. Y temido por algunos, por los terroristas de ETA, y sé bien lo que digo».
En esta ceremonia de canonización de Rubalcaba como la esperanza blanca de un socialismo en la peor situación electoral de su historia, Zapatero no quiso olvidarse de Carme Chacón, la gran sacrificada de esta maniobra para dejar atada la sucesión. El presidente y secretario general del PSOE destacó su «generosidad» y agradeció «su actitud y su valía».
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