Nuevo chabolismo

La alternativa al sistema de partidos es el sistema de Partido, como bien saben los insurgentes de Sol. Mientras eso vuelve, reflexionemos, que es lo revolucionario. La primera reflexión, como diría un tertuliano, es que el socialismo es el «ismo» de los imposibles. En los ochenta, Mitterrand recuperó en Francia la mendicidad, que llevaba décadas desaparecida. Y Zapatero acaba de recuperar en España el chabolismo de casco antiguo, localizado en la Puerta del Sol. Los comerciantes piden que Rubalcaba desaloje a esos franciscos, pero Rubalcaba, que tiene a los militares controlando a los controladores, no tiene policías para tanto revolucionario. Además, eso sería meterse en la boca del lobo que son las leyes contra la aporofobia de la Pajín, y no está el partido para bollos. Podría hacerse lo que un viejo arnichesco hizo la otra tarde en la andanada de Las Ventas: poner cara de señorito oliendo una bosta y decirle a un señor que no aplaudía a Cayetano y que es bombero: «Usted, bombero, váyase». También existen medios municipales perfectamente aplicables. Por ejemplo, cobrar por el alquiler de la Puerta del Sol, como se cobra el alquiler del patio de Correos. ¿No se imaginan a Alicia Moreno pasando los recibos? O plantarse a las siete de la mañana con los martillos compresores para cambiar el empedrado de la plaza, como es costumbre de este Ayuntamiento. Los comerciantes, por su parte, pueden mover los hilos para dejar a los perros flautas sin cuenta de Tuiter. Pero yo recomiendo el método político, que consiste en presentarse en las favelas con pancartas alusivas a Zapatero. Abundan las alusiones al Rey, a Aznar, a Aguirre, a Botín… mas ninguna a Zapatero, autor de la ruina que se nos ha venido encima. He aquí, pues, lo que se llama miedo cerval a Bambi: la simple mención de su nombre produce en los revolucionarios aliporis que sólo habíamos visto descritos en «La rama dorada» de James G. Frazer. Sábana y brocha, comerciantes.