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El 22-M, en nueve claves de futuro

La cita electoral de hoy supone para el PP la primera vuelta de las elecciones generales. El PSOE, en cambio, trata de salvar los muebles y evitar la confirmación del cambio de ciclo

El 22-M, en nueve claves de futuro EFE

CRISTINA DE LA HOZ

Estas son algunas de las claves políticas de futuro de una de las jornadas electorales más intensas que se vivirán en los cuarteles generales del PSOE y del PP a partir de esta noche, en función de los resultados de las elecciones:

1. Posibilidad de un adelanto electoral

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha insistido en que sea cuál sea el resultado de esta jornada electoral, los comicios legislativos no se adelantarán. Sin embargo, en caso de catástrofe electoral de los socialistas la presión puede hacerse insoportable, así como la sensación de fin de ciclo, lo que no ayuda mucho a nuestra imagen exterior. Quizá le sea imposible aferrarse a la idea de que estos comicios no cambian nada. En el PP trabajan con la previsión de que podría haber un adelanto para otoño, esto es, de apenas unos meses, lo que podría justificarse desde Moncloa. Sin embargo, antes deberá tener resuelto el PSOE el nombre del sucesor de Zapatero.

2. Primarias socialistas

Ahora comienza la carrera por la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero. Los dos aspirantes con más posibilidades, el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba y la ministra Carme Chacón, han intentado conducirse con pies de plomo durante la campaña para disimular sus pretensiones. Chacón, más principiante o, quizás, más lista que su posible adversario, ha dejado caer alguna insinuación —«a partir del día 22 van a ocurrir cosas maravillosas», dijo en Tomelloso— y ha salido victoriosa de la mano de uno de sus principales valedores, Tomás Gómez. También, de paso ha sido muy contemporizadora con el Movimiento 15-M. Mientras, Rubalcaba ha decidido no mandar a la Policía para que disuelva la acampada.

3. El futuro de Bildu en las instituciones

Si bien la recta final de campaña ha estado marcada por el Movimiento 15-M, ésta arrancó con la decisión del Tribunal Constitucional de permitir que Bildu se presentara con todas sus listas. Aunque la euforia incluso llevó a algún etarra a fotografiarse con una pancarta de una coalición que el Supremo, Fiscalía y Abogacía del Estado no dudan en considerar parte de la estrategia etarra, nada se ha hecho contra ellos. Volverán al parlamento navarro y seguirán en los ayuntamientos de los que, por cierto, no se fueron nunca. El PP asegura que les echará de las instituciones si llega al Gobierno de la nación.

4. A por Castilla-La Mancha y Extremadura

La apuesta de Rajoy por María Dolores de Cospedal ha sido tan fuerte que todo lo que no sea alcanzar el poder en Castilla-La Mancha será considerado un fracaso. Cospedal pasará la noche electoral en Toledo sabiendo que se juega mucho como «baronesa» y como «número dos» del PP. Depende de una Ley Electoral — modificada unilateralmente por Barreda y bendecida por el Constitucional— diseñada para intentar perpetuar al PSOE en el poder. Supondría para el PSOE la pérdida de un bastión histórico que ha gobernado durante 28 años. Algo similar puede pasar con Extremadura. José Antonio Monago podría convertirse en el primer presidente del PP del Ejecutivo extremeño y confirmar así el cambio de ciclo que auguran los sondeos.

5. Colaboración con CiU en Barcelona

Barcelona no es sólo un ayuntamiento emblemático para los socialistas, y símbolo de su poder electoral en Cataluña, es también para el PP el hipotético campo de pruebas para ensayar una nueva colaboración con CiU y poder romper la supremacía absoluta que el PSC-PSOE consiguen en generales. Después del intento fallido de ser determinantes en la Generalitat, Génova aspira a poder pactar con CiU un gobierno municipal de coalición, asumir responsabilidades reales para normalizar de una vez por todas su presencia política en Cataluña.

6. ¿Pactos con Cascos en Asturias?

A Rajoy posiblemente no se le desdibuje de su memoria el 1 de enero de 2011. Justo el día en que arrancaba el año Francisco Álvarez-Cascos anunció su decisión de abandonar el PP. Entre medias quedaba un rosario de enfrentamientos y hasta de insultos, pero, también, la consciencia de que se había acabado para el PP la esperanza de una mayoría absoluta. Todo apunta a que PP y Foro tendrán que sentarse a negociar. Hay en Génova quien no es partidario de grandes concesiones, hasta el punto de que estarían dispuestos a que el PSOE continuase en el poder.

7. El comienzo del cambio andaluz

El Partido Popular podría llegar a arrebatar a los socialistas el gobierno de todas las capitales de provincia andaluzas, entre ellas, Sevilla, indispensable en el organigrama del poder del socialismo andaluz. Ya ocurrió en 1995 y tan solo un año después ganó José María Aznar las elecciones generales. Pero los populares aspiran a más. Los populares quieren acceder al gobierno de Andalucía por primera vez en treinta años de democracia, aunque tendrán que esperar a los comicios autonómicos andaluces que, en principio, coincidirán con las legislativas. Desde el Partido Popular esperan que las direcciones del PSOE jienense o gaditano pidan cuentas al presidente andaluz, José Antonio Griñán, en caso de descalabro municipal y eso contribuya a debilitar más a los socialistas.

8. Primera vuelta de las generales

Rajoy lo ha tenido claro desde el principio: estas elecciones debían plantearse en clave nacional para aprovechar la ola de descontento contra el PSOE. El acierto o no de esta estrategia se conocerá esta noche, pero no deja de ser paradigmático que los socialistas intentaran todo lo contrario. Con un buen resultado, no tanto en términos de votos, como en términos de poder, acometerá de inmediato la segunda fase, esto es, la preparación de las elecciones generales. Algunos barones y dirigentes de su partido (Cospedal, Gallardón...) ya han sido llamados a arrebato.

9. Alcance del Movimiento 15M

La última fase de la campaña electoral ha estado marcada, principalmente en Madrid, pero progresivamente también en otras ciudades españolas, por el Movimiento 15-M y la permisividad, contra los criterios de legalidad establecidos por la Junta Electoral Central y el Tribunal Supremo, del Ministerio del Interior. La tesis de la erradicación del «sistema» que pregona este movimiento ha calado entre miles de jóvenes, principales sufridores del paro en España. De cómo se articule este movimiento en el futuro y de la utilización que intenten hacer de él los partidos de izquierda convencionales dependerá su consolidación y que cale realmente su «no votes» en las generales.

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