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ABC Cultural

Gloria y riesgo de la casta

El malagueño Saúl Jiménez Fortes se llevó la peor parte, con una cornada extensa

Gloria y riesgo de la casta ignacio gil

ANDRÉS AMORÓS

Llegaban los aficionados a Las Ventas con la justificada irritación por los toros de ayer, pobres de presentación y juego: algo malo para todos los presuntos implicados... Cambia todo radicalmente con novilleros dispuestos y con los novillos de Flor de Jara , puro santacoloma, que muestran la dureza pero también la emoción de las reses encastadas.

El malagueño Saúl Jiménez Fortes se lleva la peor parte, con una cornada extensa, pero sigue toreando, con sereno estoicismo, hasta acabar con el toro. Al extremeño Manuel Larios le sobrepasan las dificultades de sus dos primeros, pero tiene la fortuna de matar el último, el más suave. Triunfa el segoviano Víctor Barrio : aunque no llegue a cortar trofeos, por la espada, se sitúa en primera línea de los novilleros.

Los novillos de Flor de Jara, con preciosas capas, cómodos de cabeza, muestran la variedad de la casta. Varios son aplaudidos en el arrastre. Merecen mención primero y quinto, además del suave sexto. Son claramente peligrosos segundo y tercero; descompuesto, el cuarto.

A Larios le corresponden dos novillos con complicaciones, que no logra resolver. En el primero, que se cuela por los dos lados, su voluntad no basta. El cuarto tiene una salida espectacular, recibe una mala lidia, se hace el amo. Brinda Larios a su peón Vicente Yesteras, de larga y brillante trayectoria taurina. (Recuerdo siempre su triunfo en la presentación, como novillero, en esta Plaza). El novillo embiste descompuesto, le engancha la muleta, todo queda desairado.

Al cambiarse el turno, le corresponde el sexto, que resulta ser el único suave de la tarde. Aquí vemos la otra cara de Larios, de corte artista: series lucidas por los dos lados y una buena estocada.

Brilla en el segundo Jiménez Fortes con unas excelentes verónicas, acompañando con temple, meciendo el capote. El novillo recibe también una mala lidia y es peligroso. Lo dobla bien pero va a por él, lo busca y lo hiere. La faena es un ¡ay! continuo . Con una extraordinaria serenidad, no se retira a la enfermería hasta después de haberse volcado, en la estocada: gesto de torero y de hombre.

A Víctor Barrio se le espera y no defrauda las esperanzas. A los dos los recibe en el centro del ruedo. En el tercero vemos un gran tercio de varas de Luciano Briceño : ¡qué hermosura, en contraste con el habitual trámite! Con reses encastadas, toda la lidia es importante. Llama al novillo Víctor Barrio desde el centro, realiza una faena vibrante, de mano baja, ligada, pero, al tercer muletazo, el novillo lo busca. Y mata mal.

La faena del quinto parece, al comienzo, que va para dos orejas. Barrio tiene buen concepto, personalidad y casta. (Saluda el banderillero Miguel Martín ). Encadena excelentes derechazos, liga, templa. La gente está con él. Pero el novillo se cuela por la izquierda, baja un poco el trasteo y vuelve a matar perpendicular, caído. Deja excelente impresión.

Emociona siempre el minuto de recuerdo a Joselito, «el mejor de los toreros», símbolo de la lidia clásica. Él conocía como nadie lo que hoy hemos disfrutado: los riesgos y la gloria de la casta.

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