EL BAR DE MOU
«Otelo, el Mourinho de Venecia»

Mi humanista de guardia, Ricardo Bada, onubense de Colonia (Alemania), nos regala en su «The Twiter's Digest» el siguiente trino (=tuit) de ciento cuarenta caracteres exactos:
—Seré racista: Mourinho, como su mismo nombre indica, es un morito que se las da de Cristiano. ¿O es que nadie sabe portugués?
Y la casualidad, que es la décima musa, nos ha traído una hoja de «The Wall Street Journal» en que se recoge el asombro que a los americanos les produce el comportamiento de los jugadores del Barcelona , plasmado en tres categorías: 1) Lloros, quejidos y pataletas propios de un niño pequeño. 2) Continuas apelaciones a un Dios justo para evitar la persecución de árbitros infieles. Y 3) Una tendencia a reaccionar ante cualquier impacto con otro jugador retorciéndose de dolor, como si fuesen Desdémona en su lecho de muerte en el «Otello» de Verdi.
Decimos que los americanos son unos zoquetes porque no les gusta el fútbol, pero el rollo del tiqui-taca lo han pillado mejor que nadie , y además recurriendo a la ópera.
—¿Y Guardiola, que ha leído «Bella del Señor»?
Eso dice el editor Herralde, que lo jura por su honor. Pero Cohen solo da para ser filósofo, que diría Ibrahimovic. Para aspirar a intelectual, hay que hincarle el diente a Shakespeare, cuyo «Otelo» es una tragedia en cinco actos, como los clásicos de esta temporada.
Los cinco goles del primero lo ensuciaron todo, con esa leyenda urbana según la cual el tiqui-taca es el fútbol de ataque por excelencia . Esto es como creer que el zapaterismo es la política social por antonomasia, y, sin embargo, hay mucha gente que lo cree, lo mismo entre los pijos de Sandro, que hacían porritas con la manita, que entre los poligoneros de Roures, que la noche en que Cristiano le hace cuatro goles al Sevilla salen con lo de que Messi es mejor porque es más humilde.
Cristiano deberá golear acatando la norma monástica de Pacomio, que fijó en siete el número de aceitunas por monje: más de siete, pecado de gula; menos, pecado de orgullo. Seguro que la UEFA de Platini, Villar, Gaspart y demás filántropos ya está en ello.
Una duda nos deja la UEFA. ¿Qué es mejor? ¿Que el Barcelona gane la Cuarta o que el Madrid no gane la Décima?
Para la causa del fútbol de ataque, lo primero. Aunque el Madrid de ese epígono de Maguregui que es Mourinho haya metido más goles (quince, sólo en Bilbao, Valencia y Sevilla) en todas las competiciones. Y sin preparar el juego ofensivo, como denuncia en campaña la prensa de progreso.
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