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LA CONEXIÓN LEONESA

PARTIDOS, PARTIDITOS Y PARTIDAZOS

VICENTE ÁNGEL PÉREZ

EL Partido Antitaurino contra el Maltrato Animal (Pacma) se presenta por estas tierras en las elecciones que llegarán al cabo de dos semanas. Con la que está cayendo por aquí y por allá, por Castilla, por León y por la España entera, suena a bufa y a burla que unos tipos que proponen legalizar el acceso de los animales a los transportes públicos y prohibir zoos, delfinarios y acuarios, así como la caza y la pesca deportiva, pretendan gobernar en una Comunidad en la que el toro, el jabalí y la trucha son emblemas que la ciudadanía respeta… y saborea.

Es saludable que esta ciudadanía se exprese en las urnas más allá, o más acá, de la propuesta bipartidista PSOE-PP; es más: en estas próximas elecciones autonómicas y municipales hay partiditos que en su programa proponen servir a esos ciudadanos desafectos de los políticos gubernamentales o de la oposición «pepera»; de izquierda a derecha, de rojo, azul o verde, se trabajan el voto con escasos medios (económicos y mediáticos) para vehicular desencantos y esperanzas; son partiditos que contribuyen, desde su humildad, a la salud democrática. Por lo general nacen con buenas intenciones pero, a la postre, acaban convirtiéndose en «partidazos» y no precisamente por su número de votantes, sino por el chollo que supone para los espabilados de turno. ¡Qué afán por registrar siglas! ¡Qué vicio el de algunos por verse en los carteles electorales! ¿Es tan fácil y rentable como parece crear un partidazo político? ¿Quién paga los carteles, los viajes, los despachitos, las sedes, los sueldos? Y total, para nada: ni un concejal, ni un diputados, nada de nada, un puñado de votos de amiguetes y de familiares… y a seguir viviendo del cuento hasta las próximas elecciones.

El «partidazo» hace honor a su denominación cuando el pícaro metido a político consigue un sillón o un escaño que le permita chantajear a los partidos mayoritarios en caso de resultados igualados. Es entonces cuando exhiben su falta de escrúpulos y de dignidad democrática y venden su alma (llámese concejal o diputado) al mejor postor. León, provincia y capital, tiene larga experiencia en estos politiqueros capaces de conseguir que el partido más votado no sea el que gobierne. En la capital leonesa se presentan cuatro partidos tradicionales, un par de partiditos y un montón de «partidazos», entre ellos la Unión del Pueblo Leonés, experta en ofrecerse al PSOE que más calienta, o a la sombra del PP que mejor cobija. Alguien debería explicar al incauto ciudadano qué pintan por estas tierras dos «partidazos» que piden el voto para El Bierzo y otro cuatro que invocan el leonesismo. Sin olvidar a los Antitaurinos que quieren acaban con la caza y la pesca en León y subir a los autobuses a los pobrecitos animalitos. Desde el Arca de Noé no se había visto nada semejante. ¿Y quién protege al pobrecito ciudadano de la jauría política?

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