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¿Recuerdan el match Solbes-Pizarro?

¿Quién fue el verdadero patriota, el que decía la verdad o el que laocultaba?

Día 20/04/2011

SI España no es Portugal, como repite machacona, regular e insistentemente el gobierno, ¿por qué la menor duda sobre la solvencia portuguesa dispara los intereses de nuestra deuda y el diferencial de nuestros bonos respecto a los alemanes? Pues porque, contra lo que nos dicen, la desconfianza se cierne sobre ambas y si bien la segunda está ya en el quirófano, nosotros seremos los siguientes a poco que se tuerzan las cosas. O sea, que vuelven a engañarnos y nosotros seguimos dispuestos a ser engañados, y cuando digo nosotros no me refiero sólo a los españoles, sino a los europeos en general, que aceptan el infundio. ¿Por qué? Pues por miedo. España es, en efecto, distinta a Portugal en un aspecto: el tamaño. Su economía es mucho mayor y requeriría cinco, seis veces más dinero para ser rescatada. Un dinero que la CE no tiene, por lo que prefiere no airear el problema, pedirnos que hagamos los deberes y rezar, pues la amenazada es ya ella.

En medio de esta mascarada, sólo Finlandia, como el niño de la fábula, se ha atrevido a decir que el rey va desnudo. Lo malo es que esto no es una fábula, es una realidad. Y lo que piensan esos finlandeses dispuestos a «no seguir pagando la fiesta de los holgazanes del sur», como ha sido su lema electoral, lo piensan cada vez más alemanes, daneses, holandeses y demás centro y noreuropeos. ¿Egoísta? Sí, pero en egoísmos, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Lo más infame de este negro cuadro es la actitud de nuestro gobierno, intentando echar al PP las culpas de la situación. No es que el PP haya hecho mucho para remediarla, pero al menos viene diciendo que Zapatero se equivocaba. Y que sigue equivocándose. Va a hacer un año que Bruselas le advirtió que tenía que tomar medidas drásticas para enderezar su economía, pero aunque tomó algunas, las estructurales, como la reforma del sistema laboral y financiero, siguen sin hacer e incluso dice que no piensa hacerlas. ¿Va a tener que llamar otra vez Ángela Merkel a Obama, como hizo la madrugada del 9 de mayo de 2010, para que éste llamase a Zapatero y le recordase los deberes a cumplir, en vez de irse a China y andar de mítines electorales?

¿Recuerdan el debate Solbes-Pizarro en vísperas de las pasadas elecciones? ¿Quién fue entonces el verdadero patriota, el que decía la verdad o el que la ocultaba? Si Zapatero y su banda de mariachis, en vez de tomarse a cachondeo lo que Pizarro les decía —que la crisis era de verdad y que no estaban tomando las medidas oportunas— le hubieran hecho caso, estaríamos ya en el camino de la recuperación, como los países serios. Claro que la culpa es también nuestra por reírles la gracia. Una gracia que puede costarnos muy cara. A España y a Europa.

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