el clásico
La Liga de Fernando VII
Lo del Bernabéu no fue el último partido de la Liga, sino el primer tiempo de la Copa. Y lo ganó el Madrid. La Liga acabó el día que anularon un gol legal a Carvalho y concedieron un gol ilegal a Piqué, quedando establecida esa diferencia de ocho puntos que pone el título al Barcelona como la carambola a Fernando VII.
Al representar el Barcelona la cultura del disseny , sus Ligas llevan firma: de las cuatro de Cruyff, tres se recuerdan como la de García de Loza, la de Gracia Redondo y la de Djukic. Desde eso los culés tienen el mismo horror a los apretones que los pascalinos al vacío, y se procuran colchones de ocho puntos que permitan a Don Suave, que es Guardiola, sacar a pasear la falsa modestia de la casa, y a los hooligans de Roures, montar en la TV sus francachelas.
Para jugar a la Liga de Fernando VII, Mourinho podía haber sacado al Castilla. O, si eso pareciera irrespetuoso, imitar al señorial Barcelona que no jugó la vuelta copera con el Atlético: viendo difícil remontar los tres goles recibidos en el Calderón, el Barcelona compareció en el Camp Nou con Guardiola, su capitán, al frente, y como tenían lesionado a no sé quién, dieron media vuelta. ¿Acaso le iban a faltar disculpas a Mourinho?
—Kaká nos ha costado un dineral, lleva año y medio sin darle una patada al bote, y como la Liga está perdida, no jugamos.
Pero Mourinho no ha leído «Bella del Señor», como Don Suave. No tiene tiempo, porque contra el Barcelona se ve obligado a preparar los partidos dos veces: una para jugar contra once y otra para jugar contra diez, que es la que vale. Sin esa circunstancia, ¿qué quedaría del Barcelona?
Con ocho puntos y contra diez, el Barcelona hizo ese fútbol de limpiaparabrisas en su propio campo que encandila a sus propagandistas, para quienes éste es el mejor equipo de la historia.
A mí sólo me parece un equipo de régimen, consentido para hacer lo que le pete. ¡Qué forma, la suya, de exigir! ¿Xavi? Lo que Joaquín Vidal dijo de José Tomás el día del toro vivo en Madrid: «A éste le han dicho que es de otra galaxia y él se lo ha creído». Que le pongan un bombín. ¿Iniesta? Da nombre a una generación española (la generación de los concebidos en provincias la noche de su gol a Holanda en Sudáfrica), y con eso, o le dejas jugar, o se tira al suelo. Que le den una boina. Y Busquets ( Busi , para Don Suave), si va a perder el balón, se echa al suelo como una mula vieja (así dejó al Inter con diez en Barcelona). Que le den un castoreño.
El humilde es Messi, que en el Bernabéu tuvo un detalle de bandarra pequeñito tirando un pelotazo a la gente. ¿Alguna tarjetilla? Quia. Si lo hace Ronaldo en el Campo Nou, lo estarían interrogando los mossos. Hasta aquí, lo trágico. Lo cómico es la roja de Albiol frente a la impunidad de Alves… «porque es un lateral». Y tiene que jugar la final.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete