¿Recuerdan la pesadilla de «El día de la marmota», la película en la que amanecía una y otra vez el mismo día? En Cuba llevan inmersos en ese escenario desde hace 52 años y uno de los repetitivos elementos de la cotidianeidad cubana es la celebración del congreso del Partido Comunista Cubano. Claro que, en casi medio siglo sólo han tenido tiempo de celebrar seis. Éste de 2011 debió reunirse en 2002, cinco años después del precedente. Nueve años de retraso es toda una metáfora de la realidad cubana: ni de convocarse a sí mismo es capaz el Partido. De alimentar a la población y crear riqueza, ni hablemos.
A este congreso en el que con toda probabilidad el Castro de 85 años será sucedido como primer secretario del Buró Político por el Castro de 80 años, el Partido hace una gran aportación: el «Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución». Es decir, que todavía están buscando cómo dar de comer a la población sin dar libertad, asunto éste en el que no ha habido un paso al frente desde que Raúl asumió las riendas del poder por la deteriorada salud de Fidel. No son pocos los que se han empeñado en creerse que la transición entre hermanos había generado cierto grado de libertad. Pero quienes viven el día a día del régimen te cuentan con detalle cómo la isla está viviendo una auténticaregresión en cualquier aspecto de la libertad que quiera analizarse. Y eso, en Cuba, parecía imposible. Pasará este fin de semana con el VI Congreso y los días serán reiterativos en la falta de libertades y en la miseria. Amanecerá un día tras otro como la pesadilla de la marmota. Cada vez serán menos los ya escasos apoyos internacionales del régimen, pero el cambio no llegará porque Raúl y Fidel saben que su razón de ser es mantenerse inflexibles. Cualquier concesión justifica su desaparición.
