¿Dónde está Barack?
Arde Libia, revienta Costa de Marfil, los terroristas siguen a lo suyo y la mano redentora de Obama no se ve
Nos preguntamos dónde se ha metido Barack Obama. El de carne y hueso deambula por la Casa Blanca y de vez en cuando, con esa hermosa voz de barítono que Dios le dio, aparece en alguna rueda de prensa, pero el otro, el espíritu libre y rompedor que iba a arreglar los problemas del Planeta, se ha esfumado.
Tres años, cinco meses, una semana y tres días después que aquel 4 de noviembre electrizante en que los norteamericanos lo eligieron presidente, Obama ni está ni se le espera.
No es lo mismo predicar que dar trigo y cuando se levantan tantas expectativas, siempre se defrauda, pero la ausencia es preocupante.
Y no me refiero a lo que ocurre en EE.UU., donde alguno de sus más entusiastas partidarios, como el premio Nobel Paul Krugman escribe apenado que los republicanos tienen «cautivo» al presidente.
Lo complicado en política, como casi siempre en la vida, es pasar de la poesía a las matemáticas y sin controlar el Congreso, tiene su lógica que el presidente se haya visto forzado a recortar sus presupuestos y acepte resignado renunciar a buena parte de su programa.
Lo que a mí me obsesiona es lo que ocurre en el resto del mundo. Dando por supuesto que nada puede hacer para arreglar el desastre nuclear de Fukushima, Obama podía a estar alturas haber dicho algo relevante e iluminar a las masas sobre el asunto.
O sobre cualquier otro. No hace ni dos años, apuntando a millones de jóvenes árabes atrapados entre la violencia y la desesperación, pronunció en El Cairo un histórico discurso donde invitó a los musulmanes a aislar a los extremistas y apostar por la tolerancia, la democracia y la paz.
Arde Libia, crepita Egipto, sangra Siria, revienta Costa de Marfil, los terroristas siguen a lo suyo y la mano redentora de Obama no se ve por lado alguno.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete