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La consulta separatista, un fracaso capital

Los referéndums independentistas en Cataluña concluyen en Barcelona con un 21,3 % de participación

La consulta separatista, un fracaso capital INÉS BAUCELLS

J. GUIL

El final de una ilusión. La ciudad de Barcelona (además de otros veinte municipios menores) fue escenario ayer de la última de las consultas independentistas sin valor jurídico que arrancaron en 2009 en Cataluña, en Arenys de Munt. En vísperas de este 10-A que es ya o tr a efeméride de derrota para el ideario catalanista, los promotores del referéndum se daban por satisfechos si superaban el 10% de participación. Se marcaban como listón superar el 12% de participación que tuvo la consulta sobre las obras de la Diagonal. Por mucho que la comparación resulte cuando menos ridícula. Al final y a falta de la cifra de síes, noes y votos en blanco, un 21, 3 % de barceloneses han votado -un 18 % si se suma a los jóvenes de entre 16 y 18 años y a los inmigrantes que no constan en el censo electoral y que hoy sí podían votar- y el guarismo ha sido blandido como una victoria por los combatientes cuatribarrados. Olvidándose éstos por un momento del artificio que es en sí este referéndum, para el que se podía votar desde el pasado 12 de diciembre.

El teatrillo de CiU

En todo este paripé soberanista que concluyó ayer, quien más se ha abonado al gesto han sido algunos de los partidos políticos. En vistas a las elecciones municipales de mayo. La quintaesencia la ha encarnado el gobierno de la Generalitat de CiU, que ha hecho todos los papeles del teatrillo. Su presidente, Artur Mas, votó por anticipado y lejos de las cámaras, como su antecesor, Jordi Pujol, cuyo hijo Oriol, portavoz de CiU en el Parlamento catalán, se ha esforzado hoy en salir en todas las fotos.

De los once «consellers», todos han votado, por anticipado o el día anterior, menos dos: el de Empresa y Ocupación, el independiente Francesc Xavier Mena, y el de Agricultura, Josep María Pelegrí, secretario general de UDC, partido cuyo líder, Duran Lleida, no apoyaba el referéndum.

Pero eso no ha impedido que la vicepresidenta del Gobierno y miembro de UDC, Joana Ortega, haya votado en plena calle, aunque sin avisar a la Prensa. No ha revelado si a favor en contra, por lo que no se descarta que la pseudopsicóloga haya tenido una crisis identitaria y avalara la independencia. Para su tranquilidad, recordarle que otro compañero de partido, el secretario de Universidades, Antoni Castellà, votó sí y lo dijo.

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