CC.OO. amenaza la Complutense
Las elecciones al rectorado de la Complutense tienen un morbo especial. De algún modo anuncian las próximas legislativas: el triunfo de Iturmendi podría suponer no ya el fracaso abstracto de la izquierda sino el de la representada por Berzosa/ZP, esto es, el laicismo agresivo, la militancia en el espíritu guerracivilista.
La Complutense es, en estos momentos, lo que cabía esperar de una persona tan extraña a los valores universitarios como Carlos Berzosa y, por ello, no sería excesivo calificarla como la estabulación legítimada de unas noventa mil personas destinadas en su inmensa mayoría al paro. Pero es más: en ella las cátedras compiten por la ausencia de creatividad y llevan su competitividad hasta la defensa del relativismo moral y la relajación cultural… ¿Termina ahí todo? Sucede que, además de ser esta la situación y descrita de un modo tan piadoso, Berzosa/ZP deja una deuda de 180 millones de euros.
La asunción de esta sospechosa deuda ha dividido a sus dos tradicionales colaboradores: un tal Andradas, que cuenta con el aparato del equipo, y José Carrillo que controla los sindicatos. Enfrente José Iturmendi, catedrático de Filosofía del Derecho, decano de Derecho durante 21 años, ha decidido levantar la bandera del ¿conservadurismo? Y de la sensatez. De no ganar este los sindicatos se harán los dueños de la Complutense. Los sindicatos universitarios, es decir, la abstracción más acabada de la forma más liberada de existir.
Hace unas semanas denuncié la injerencia de los sindicatos en la polémica sobre la titularidad de AENA y el uso de la huelga en un campo tan sensible como el turismo. Ahora José Carrillo utiliza el poder sindical para quedarse con la dirección de la Universidad . ¿O no resulta temible que el rector vaya a serlo más por los votos del personal de servicios que por los de alumnos y profesores?
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