«Un 5-0, como de costumbre»
Sandro Rosell provoca apostando por otra goleada al Madrid en la final de la Copa del Rey
Hace poco menos de un mes, el 28 de febrero, en plena ofensiva de Mourinho contra el mundo y sus calendarios, Sandro Rosell, presidente del Barcelona, dibujó la línea estilística de su equipo en una frase que nacía de su entrenador: «Pep no se queja nunca. Jugamos cuando toca. Esto es deporte». La distancia exquisita. La que el propio Guardiola había mantenido casi siempre ante los mensajes del entrenador del Real Madrid: «No comento eso. No hablo de eso».
El Barcelona ha venido flotando por encima de la melé hasta ayer por la mañana cuando Rosell se lanzó al ruedo de las mismas bravuconadas lingüísticas que en otras ocasiones han pasado factura a su máximo rival.
El presidente azulgrana —que participaba en una iniciativa solidaria de recogida de alimentos para los más necesitados—, quizá arrastrado por el aire festivo del momento, apostó por un «5-0, para no perder costumbre», a favor del Barça en la final de la Copa del Rey que jugará el próximo 20 de abril ante el Real Madrid.
Una actitud cultivada por Guardiola en horas de comparecencias ante la prensa, esfumada en una apuesta. El técnico azulgrana es consciente de que este tipo de declaraciones subidas de tono sólo traen problemas y las rehúye porque sirven, exclusivamente, para calentar y dar una ración extra de motivación al rival.
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, que también participó en el acto, pareció más prudente: su pronóstico se quedó en un 4-0.
Excesos verbales
El 5-0, «para no perder costumbre», de Sandro Rosell es el último de una serie de dardos que han hecho prisioneros de sus palabras a los protagonistas. De ello sabe, y mucho, el portugués Cristiano Ronaldo, que esta misma temporada, después de marcar un triplete en un 5-1 al Athletic, y a pocos días de desembarcar en el Camp Nou, retó a un Barcelona pletórico que había arrasado 0-8 en Almería: «A ver si a nosotros nos meten ocho». La cosa se quedó en cinco, pero en algún lance del encuentro, temblaron muchos aficionados, a los que sólo Casillas pudo calmar.
No ha sido el primer pronóstico cruelmente vuelto en contra en la casa blanca. En la temporada 2008-2009, Vicente Boluda, presidente cuando el bombo emparejó al Real Madrid con el Liverpool en los octavos de final de la Liga de Campeones 2008-2009, se atrevió a adivinar la eliminatoria: «Aquí ganamos 3-0, y allí les vamos a chorrear». Llegó Torres con los ingleses, ganaron por la mínima en el Bernabéu y a la vuelta «chorrearon» a Boluda 4-0 en Anfield.
También José María del Nido habló antes de tiempo en la semifinal de la Copa del Rey de 2009. El presidente confiaba en el 1-0 que el Sevilla arrancó del Sánchez Pizjuán en la ida y no tuvo peor idea que asegurar poco antes del encuentro de vuelta: «Nos comeremos al león desde la melena a la cola. Ningún bilbaíno dormirá tranquilo esta noche sabiendo que mañana jugará Kanouté». La afición de San Mamés, como era previsible, le esperaba de garras, y cuando el marcador reflejaba ya un contundente 3-0 comenzó a recordarle aquellas palabras.
A la final del día 20 ante el Real Madrid también se refirió ayer el azulgrana Pinto, pero en un tono mucho más cometido que su presidente. Como no podía ser de otra forma, el guardameta coincidió con Rosell en augurar el triunfo del Barcelona, pero no quiso hablar de goles: «Yo me conformo con levantar la Copa, porque sería el hombre más feliz; el resultado se verá».
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