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ABC Cultural

Hawass, el retorno del faraón

Otra vez ministrode Antigüedades de Egipto para poner fin al caos en el patrimonio

VERÓNICA WALKER-VADILLO

Zahi Hawass volvió ayer a ser nombrado ministro de antigüedades en el nuevo Gobierno de transición de Egipto. Esta decisión está marcada por la incapacidad de las autoridades egipcias de proteger sus antigüedades desde que comenzaran las revueltas, y la presión que está ejerciendo la Unesco para que se ponga fin al saqueo y la destrucción del patrimonio.

Si la situación es incierta en Egipto a nivel político, el caos que rodea el mundo de las antigüedades resulta descorazonador. En situaciones de crisis humanitaria el patrimonio cultural lógicamente queda en segundo plano, pero teniendo en cuenta que gran parte del PIB de Egipto lo genera el turismo cultural, parece imperativo restaurar el orden en la tierra de los faraones. ¿Será capaz de hacerlo Zahi Hawass?

Su proyección nacional e internacional le han convertido en un personaje público muy popular. En un mundo dominado por los medios de comunicación, Zahi Hawass ha sabido desenvolverse ante las cámaras, poniendo cara egipcia al mundo de la egiptología. Quizás el problema con sus detractores radica precisamente en su capacidad para entablar comunicación directa con el público general. Resulta un tanto difícil encontrar el equilibrio entre arqueología y entretenimiento, y aún más recibir el reconocimiento de académicos cuando se ha optado por hacer divulgación.

Zahi Hawass sabe cómo hablar a la gente, se ha metido al público en el bolsillo, ha erradicado el esoterismo que rodeaba la egiptología en la cultura popular y ha convertido la arqueología en algo fascinante, cercano y real para la gente de a pie. Si alguien puede restablecer el turismo en Egipto, ese es Zahi Hawass.

Aunque el Zahi Hawass televisivo eclipse en ocasiones al egiptólogo, Hawass también ha llevado a cabo una serie de importantes reformas para salvaguardar el patrimonio. Ordenó la instalación de aire acondicionado en el Museo de El Cairo para garantizar la conservación de los artefactos, creó zonas de separación en yacimientos arqueológicos para prevenir la degradación y planeó la construcción de museos regionales. También presionó al gobierno de Mubarak para que la ley considerase el expolio como un delito grave, y modificó las leyes para poder organizar una exhibición itinerante de Tutankhamon que ya ha recaudado más de cien millones de dólares para Egipto.

El problema de Zahi Hawass es precisamente su pasión por Egipto; algunos arqueólogos le acusan de poner la publicidad por delante de la ciencia y de considerar Egipto como su zona de recreo. Usa a los medios de comunicación para autopromocionarse, aunque él dice hacerlo para promocionar Egipto. Pero dejando a un lado los elementos negativos, es posible que precisamente sea la pasión de Zahi Hawass por su país la que le convierta en un elemento clave para la recuperación del patrimonio cultural en el nuevo Egipto.

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