La «Katemanía» ya está aquí
Siguiendo la estela de Michelle Obama y Carla Bruni, Kate Middleton ya es el mejor escaparate para las grandes firmas
Cuando Kate Middleton se puso un trench de Burberry en su visita a Belfast a principios de marzo, el equipo de Christopher Bailey, diseñador de la firma británica, debió de frotarse las manos. En tan sólo 24 horas, la gabardina gris con un volante en el bajo desapareció como por arte de magia de la tienda on line de la marca. La pieza, a la venta por 740 euros , pertenece a la colección Primavera-Verano 2011. Quienes se quedaron sin la suya, corrieron a comprar a golpe de ratón una imitación: una copia de Asda aumentó sus ventas un 300 por 100 en ese mismo período. ¿Lo mejor?, costaba 25 euros.
Éste es sólo un ejemplo del fenómeno en el que se ha convertido Middleton a pocas semanas de «la gran boda británica». Pero hay muchos más: el vestido de seda azul (a juego con el zafiro de Lady Diana) que la joven escogió para el anuncio oficial del compromiso desapareció de las perchas de Harvey Nichols en un solo día . Es de la firma Issa y cuesta 440 euros. Los «clones» no tardaron en aparecer (mucho menos en desaparecer), desde la marca lowcost Tesco hasta la londinense L. K. Bennett. El propio director de compras de Harvey Nichols, Averyl Oates, reconoce la influencia de la joven: «Issa es una de nuestras marcas más vendidas... Desde el anuncio del compromiso nos han inundado de peticiones».
Y más aún: nada más publicar las imágenes del abrigo de terciopelo negro que Kate escogió para una boda en enero (firmado por Libelula, a un precio de 350 euros), la marca recibió miles de peticiones y tiene una lista de espera de 300 personas. Desde que Middleton luce vaqueros Hudson , las seguidoras de la futura princesa se acercan a la tienda donde los compra, Trilogy, en busca del jean soñado.
Pero, sin duda, el colmo del fanatismo que despierta Kate se vivió en la sede de la casa británica de subastas Kerry Auctions, donde se llegó a pagar 90.000 euros por un vestido que Middleton llevó en un desfile en su época universitaria . El morbo no estaba en la prenda en sí (una falda larga semitransparente que Middleton llevó como un vestido, confeccionada por una estudiante, Charlotte Todd), sino en que al parecer en ese momento Guillermo cayó rendido a los pies de Middleton. «Estoy realmente asombrada por la cantidad de interés procedente de todo el mundo, desde Corea a Japón, pasando por América. Literalmente hay un interés global por el vestido y eso refleja el interés que hay en Kate Middleton», dijo Kerry Taylor, propietaria de la casa de subastas.
Con todo, se prevé que el vestido de novia de Middleton sea el más fotografiado de la historia. El diseñador elegido es máximo secreto y muchos creadores de primera se han lanzado a proponer sus particulares bocetos, desde Karl Lagerfeld a Valentino. De todas formas, el barroco precedente de Diana juega a su favor. La «Katemanía» no ha hecho más que empezar.
Predecesoras en estilo
Middleton no es la primera en convertirse en reclamo fashion . La reina de las apariciones públicas es la primera dama de francia, Carla Bruni, que ha hecho de Dior su fondo de armario y ha conseguido poner de moda los kitten heels , tacones de apenas un par de centímetros. Eso sí, firmados por Christian Louboutin. Capítulo aparte merece Michelle Obama, que ha lanzado a la fama mundial nombres como Jason Wu (que firmó su vestido estrella tras la elección de su marido como presidente de Estados Unidos) o su tienda de cabecera en Chicago, llamada Ikram. Mrs. Obama suele decantarse por nombres estadounidenses. Y hace bien después de ver la polémica que generó el fabuloso vestido en tonos naranjas firmado por el británico Alexander McQueen en una cena de Estado, en honor del presidente de China, Hu Jintao. Imposible pasar desapercibida.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete