Crítica de «Sucker Punch»

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, se preguntaba el gran Philip K. Dick. Lo que parece preguntarse «Sucker Punch», que no es «Blade Runner» tampoco, es: ¿sueñan las muñecas con correr con vestidos sexy por una trinchera de la Primera Guerra Mundial pulverizando nazis mutantes?
El director Zack Snyder ya nos atronó las retinas (bueno, y los tímpanos) con su nefanda «300» y aquí parece querer darle el poder a las hermanas, como se decía en la era del feminismo guerrero.
Pero me parece que le ha salido más bien una fantasía masculina , de adolescente salidillo o de cerebro absorbido por los videojuegos, los comics y todas esas «narrativas» visuales que parecen cada vez más respetables (más lucrativas, seguro) que el cine.
Lo de menos es que su película pueda usarse como manual para demostrar que el cine corporativo de Hollywood es un texto atravesado por el spot y las susodichas narrativas.
Lo preocupante, supongo, es el limitado imaginario que revelan dichas influencias. Pero lo destructivo es más comercial. Y esta película que vende a cinco muñeca s, aunque solo la protagonista se llame Baby Doll, y está ambientada en un burdel aunque sea tan sexy como un musical de Disney, seguro que arrasa.
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