Suscríbete a
ABC Cultural

El Ensanche de Manhattan cumple 200 años

La ciudad conmemora su famosa cuadrícula urbana, denostada hace dos siglos y reivindicada hoy

El Ensanche de Manhattan cumple 200 años AFP

ANNA GRAU

Nadie se pierde en Manhattan así acabe de llegar. Todo el mundo sabe que aparte de algunas ínsulas y excepciones (Central Park, West Village, el espinazo en diagonal de Broadway, etc), la ciudad consiste en una plantilla perfectamente cuadriculada . En vertical corren las anchas y potentes avenidas, en horizontal las calles más seguidas y más ágiles, todo perfectamente numerado, salvo algunas letras y nombres propios que han aparecido con el tiempo. Pero sin alterar una estructura básica que este martes 22 de marzo ha cumplido doscientos años . Y que, como el vino, parece que gana con la edad.

Fue en 1811 cuando la ciudad tuvo que organizar un plan urbano para ver qué hacía con la tierra de Manhattan recién comprada, y que se extendía de la actual calle 14 hasta Washington Heights, lo que hoy se conoce como el Harlem latino . En 1807 había sido designada una comisión de tres miembros: Gouverneur Morris, uno de los padres de la Constitución americana, el abogado John Rutherfurd y el geógrafo Simeon De Witt. Entre los tres dieron forma el Ensanche de Manhattan, mucho más contundente que el que más o menos por la misma época empezaba a cuajar en la ciudad de Barcelona.

El carácter de la ciudad

En los dos casos se aprovechaba una expansión súbita y significativa para modelar una urbe no según la costumbre y el capricho sino con un plan preconcebido. En su día algunos calificaron esto de herejía. Los promotores del plan neoyorquino fueron acusados de ser capaces de cortar las siete colinas de Roma en bloques cuadriculados si les dejaban. Parecía que el carácter, por no decir el alma, de la ciudad, podía desvanecerse .

A favor estaba la evidencia de que una estructura cuadriculada lo suficientemente desahogada favorecía la iluminación y la ventilación de los espacios, aumentando la salubridad y la calidad de vida. Incluso la comercial; hoy en día abundan los elogios y se reconoce que las espaciosas avenidas de Manhattan son imanes naturales para el comercio.

Hay que decir que el plan de Nueva York en general se cumplió mucho más al pie de la letra que el de Barcelona, donde hubo múltiples desviaciones de los designios originales de Cerdà . Este había imaginado dos avenidas diagonales atravesando la ciudad en lugar de sólo una. Y los edificios de sus famosas manzanas octogonales con chaflán tenían que tener un patio interior al aire, no construirse hasta el último milímetro, como finalmente ocurrió.

El plan de Nueva York en general se cumplió mucho más al pie de la letra que el de Barcelona

El plan para Manhattan era bastante más pragmático. Sus manzanas cuadradas con esquinas de ángulo recto garantizaban la construcción más económica de los edificios y dependían menos de la floritura modernista para alcanzar cohesión y sentido. Lo cual no obsta para que también con el tiempo hayan surgido especificidades, como las nuevas avenidas Madison y Lexington intercaladas en la numeración original, la Alphabet City en el East Village, el espacio abierto por la Universidad de Columbia y su campus, etc. Y sobre todo l a apertura del inmenso pulmón de Central Park en 1853 . Pero todo eso fueron expresiones de la vitalidad de una metrópoli que en breve alumbraría los edificios más asombrosos del mundo.

Nadie puede negar hoy que Nueva York tiene carácter, y que la cuadrícula original no sólo no lo desvirtúa sino que lo potencia. Hace la ciudad más asequible e inmediata, más abierta a los forasteros. Favorece su magnetismo como capital oficiosa del mundo. «The New York Times» ha decidido celebrar el bicentenario del plan publicando en su edición digital (que en breve va a ser de pago) una comparativa interactiva del mapa original de 1811 y el actual, para que los lectores se entretengan rastreando similitudes y diferencias.

Por su parte el otro gran rotativo de la ciudad, «The Wall Street Journal» , ofrece una antología de sucesivos mapas históricos y/o curiosos, algunos de los cuales han dado pie a pósters muy codiciados. Destacan un poema o más bien un caligrama con forma de plantilla de Manhattan compuesto en 1997 por Howard Horowitz, una reconstrucción de 1609, de cuando la tierra pertenecía a los indios y nadie imaginaba que un día habría asfalto y rascacielos, y una audaz representación de la ciudad doblándose sobre sí misma que parece un fotograma de la película «Origen».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación