Bengasi se acuesta y despierta al ritmo de las bombas

“No pasa nada, estos son de los nuestros”. Es la respuesta de Abdulsalam cada vez que se le pregunta en las últimas horas por las repetidas explosiones y disparos que rompen el silencio sepulcral de una Bengasi vacía. ¿Quién está disparando? Miles de personas han huido de la capital rebelde después de las más de diez horas de bombardeos que ha soportado a lo largo de la jornada.

La llegada de los aviones franceses ha reforzado la moral de un Ejército rebelde hundido después de dos semanas de derrotas. El avance de Gadafi ha sido imparable hasta ahora. El coronel no ha dudado en usar también la mentira como estrategia de última hora para ganar tiempo en su venganza personal contra la ciudad que se levantó el pasado 17 de febrero y que simboliza la lucha contra su persona. Después de anunciar un alto el fuego trampa ha golpeado sin miramientos.

No hay movimiento en las calles. Los ciudadanos que permanecen en la ciudad se han encerrado en sus casas, nada de celebraciones en la plaza de la revolución. Hay rumores sobre la presencia de francotiradores en las azoteas, rumores sobre incursiones de castigo de paramilitares del régimen en barrios de la periferia… la incomunicación en la que vive sumido el país por el corte de las comunicaciones (telefonía e internet) desde hace cinco semanas eleva el número y la dimensión de la rumorología cada minuto. Lo que no son rumores son los disparos y explosiones que se repiten cada vez con más frecuencia según avanza la noche.