Tokio a media luz
Los cortes de luz en la capital japonesa duran tres horas y se pueden prolongar hasta seis meses. Pero esto no ha sido suficiente y las autoridades se plantean un gran apagón si los tokiotas no reducen el uso de electricidad

Día tenebroso en Tokio. Hace frío, el cielo está encapotado y sopla un viento huracanado del norte que trae no sólo malos augurios, sino probablemente también las partículas radiactivas liberadas a la atmósfera por las fugas en la siniestrada central de Fukushima . Reflejado en las ventanas de los rascacielos al atardecer, un sol más anaranjado de lo normal recuerda la amenaza del crepúsculo atómico que pende sobre Japón.
Mientras 180 kamikazes se juegan la vida intentando enfriar los reactores entre los escombros de Fukushima, la capital nipona está al borde del colapso. En este país donde todo funcionaba a la perfección, basta con que falle una pieza para que el sistema salte por los aires . Y las piezas que han fallado son muy grandes: 11 de las 54 centrales nucleares del país, que aportan el 30 por ciento de la electricidad; el peor terremoto en la historia moderna de Japón con una magnitud de 9 grados; y un devastador tsunami que se ha cobrado más de 15.000 vidas y borrado buena parte de los 2.100 kilómetros de la costa nororiental.
A la psicosis por el riesgo de un nuevo desastre nuclear como el de Chernóbil se suman los daños que el terremoto y el tsunami causaron en autopistas, instalaciones eléctricas y refinerías , que están dejando a Tokio sin luz ni gasolina, que ha sido racionada. Desde el miércoles, cada coche no puede repostar más de 20 litros.
El consumo no ha disminuido
Como el consumo de electricidad no ha disminuido pese al descenso en la producción, el Gobierno nipón ha establecido cortes rotatorios de luz en numerosos barrios de la capital. Las interrupciones del suministro duran tres horas en cada zona y pueden durar hasta seis meses. Pero dicha medida no ha sido suficiente y las autoridades ya se están planteando un gran apagón si los tokiotas no se aprietan el cinturón y reducen el uso de electricidad.
30 millones de habitantes pueden quedarse a oscuras
La advertencia es una prueba más del colapso del desarrollista modelo japonés, basado en el consumismo a ultranza y la pasión por la tecnología y la electrónica. Tokio, una megalópolis de 30 millones de habitantes plagada de rascacielos y luminosos de neón, puede quedarse a oscuras.
Para impedir que el gran apagón se sume a las tres tragedias anteriores – terremoto, tsunami y fuga radioactiva –, grandes multinacionales como Sony y Toyota han detenido la producción en sus fábricas . Y las empresas han enviado a sus operarios a trabajar a casa para que no viajen en tren o metro, ya que la escasez de electricidad ha obligado a cerrar varias líneas. Entre los pocos que siguen acudiendo a las oficinas, algunos se han quedado varados en el centro de la ciudad por el corte de trenes y metros y se han visto obligados a pasar la noche en hoteles al no poder regresar a casa. Para ahorrar el combustible de los autobuses, las escuelas también están cerrando sus puertas y devolviendo a sus casas a los niños, cubiertos por capuchas de colores que les cubren también los hombros para protegerse de la radiación.
Tokio, una de las ciudades más bulliciosas del mundo, presenta un inusual panorama de calles despejadas, avenidas sin atascos y restaurantes y comercios cerrados . De noche, parece una ciudad fantasma en la que sopla un escalofriante viento atómico que procede del norte, de las ruinas de Fukushima .
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