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Las monjas del medio millón

La investigación por el robo en el convento se centra en quienes hicieron obras en los últimos meses

Las monjas del medio millón FABIÁN SIMÓN

YOLANDA AZNAR

En el Monasterio Cisterciense de Santa Lucía, en la capital aragonesa, a las siete de la mañana las hermanas comienzan un nuevo día. El trabajo y, sobre todo, la oración marcan su jornada. Se dedican a la encuadernación y la restauración de libros antiguos. Además, la pintura y el cuidado de su huerto ocupan gran parte de su quehacer cotidiano. Todo ello sin olvidar sus rezos. Una rutina que se repite día a día en este remanso de paz situado en el barrio zaragozano de Casablanca, muy alejado del bullicio del centro de la ciudad. Solo los domingos sus hábitos varían. Es día de descanso y el rezo copa gran parte de su actividad. Además, las puertas del monasterio se abren al exterior para que los vecinos de la zona puedan acudir a la misa que se celebra en su iglesia.

Hasta ahora nunca había habido ningún problema. Sin embargo el último domingo de febrero las cosas cambiaron, y de qué manera. Su tranquilidad se vio interrumpida con el robo de 450.000 euros que las monjas guardaban en un armario del monasterio.Desde entonces, la imagen a las puertas del convento es bien distinta y el interés mediático que ha levantado este caso ha acabado por romper la paz que reinaba en las instalaciones, dando paso al desasosiego y la decepción. «Están descolocadas», dicen quienes tratan con ellas; no entienden el revuelo que ha causado la noticia, un suceso que incluso han recogido medios de comunicación internacionales. El robo ha saltado el charco y ha sido noticia hasta en EE.UU. Así explica su abogado, Jesús García Huici, el estado de ánimo actual de las hermanas: «Son personas muy confiadas y están muy tristes por haber sido víctimas de un robo, y además de alguien de la casa».

Ladrones «de la casa»

Y es que la investigación se centra en los trabajadores que en los últimos meses han estado realizando mejoras en el monasterio. Empleados que conocían perfectamente las instalaciones, que se pasaban el día dentro del convento y que incluso almorzaban y comían en una sala que les habilitaron para ellos.

Solo así se explica que el o los ladrones fueran directamente a la habitación en la que se encontraban los 450.000 euros. Nadie más tiene acceso a las instalaciones, ya que son ellas mismas las que realizan todas las labores cotidianas. Incluso una vez por semana salen del monasterio para realizar la compra.

La principal hipótesis apunta a que aprovecharon la apertura del monasterio durante la misa del domingo para entrar. Una vez allí, accedieron al patio interior y de ahí al piso de arriba. Un pasillo con una decena de habitaciones, entre ellas en la que estaba el dinero. Solo se habían forzado dos puertas y dentro del cuarto nada estaba revuelto. Lo único que estaba roto era la puerta del armario donde guardaban los 450.000 euros.

Ahora, la Policía visiona las cámaras de seguridad de los alrededores en busca de nuevas pistas. El monasterio tenía dispositivo de seguridad, sin embargo no estaba en funcionamiento.

El robo se produjo el domingo 27 de febrero a plena luz del día y fue el lunes por la mañana cuando las hermanas se dieron cuenta de lo sucedido. Fue entonces cuando llamaron a la Policía Nacional para denunciar los hechos y es aquí donde empiezan las dos versiones diferentes. Fuentes policiales insisten en que en un primer momento las hermanas hablaron de que les habían robado un millón y medio de euros. Sin embargo, su abogado, con la denuncia firmada en la mano, rebaja la cantidad a cerca de medio millón.

Un dinero legal, declarado ante hacienda, ya que todas las actividades que realizan las hermanas están registradas con su CIF correspondiente. García Huici sostiene que la Policía en ningún momento le ha comunicado que, además de investigar el robo, vayan a aclarar la procedencia del dinero, tal y como se dijo en un primer momento. Los 450.000 euros eran «los ahorros de toda la vida», con los que hacían frente a los gastos del día a día.

De momento, mientras todo se aclara, las 16 monjas de clausura de este monasterio lo único que desean es «recuperar la paz y si también se logra averiguar dónde está el dinero, mejor que mejor», asegura su abogado. Y es que el robo ha supuesto un «grave quebranto para su economía». De hecho, ya son muchos los ciudadanos que se han ofrecido a colaborar económicamente con ellas, «una muestra de solidaridad que les ha ayudado a recuperar el ánimo».

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