Las causas del auge en Madrid
Una causa del auge económico de Madrid es la apuesta decidia de Esperanza Aguirre por un modelo de economía libre de mercado
La economía de Madrid, naturalmente sobrepasa notablemente al conjunto urbano del Ayuntamiento de la capital. Para estudiarla, es preciso disponer de datos del conjunto, desde luego uniprovincial de esta Autonomía. Por cierto que conviene, a efectos históricos recordar que en el momento de la delimitación del mapa autonómico español, los esfuerzos de Ramón Tamames, entonces diputado, se orientaron con consecuencias importantes, hacia la creación de la comunidad autónoma actual de Madrid. En ese momento, tres factores positivos podían alentar a su economía. La primera, el ser la capital política de España. No se debe minusvalorar lo que significa para el mundo empresarial encontrarse cerca de los centros políticos que adoptan decisiones. Antaño, el aire de la ciudad se decía que hacía a los habitantes más libres. Hogaño, los puede hacer más ricos. Las relaciones entre la riqueza y el ambiente de un centro de decisiones políticas van más allá de los procesos de corrupción. Sencillamente, la ventaja se debe a la posibilidad de recibir noticias que están en el ambiente de los lugares de decisión política. Pero, en el caso de Madrid, a partir de las decisiones de Campomanes, con precedentes que se hacen palpables en la ley de Postas de Felipe V, esta villa se ha convertido además en un gran centro de transportes y comunicaciones de todo tipo. Naturalmente, eso rebaja los costes. Finalmente, Madrid es el gran centro financiero español por todo un conjunto de motivos, que van desde el abandono de Barcelona de esa actividad tras la crisis derivada de la burbuja especulativa de inversiones en empresas crediticias, denominada le «febre d’or», mientras que Madrid, la presencia del Banco de España, y de todos sus antecedentes, magníficamente estudiado por el profesor Tedde de Lorca, facilita la creación de un gran mercado financiero nacional.
Esos tres impulsos están detrás de importantes datos macroeconómicos. Gracias a las aportaciones impagables para la investigación económica de Julio Alcaide, en su trabajo «Evolución económica de las regiones y provincias españolas en el siglo XX» (BBVA, 2003), completado con el “Balance económico regional (Autonomías y provincias). Años 2000 a 2009» (FUNCAS, 2010), de Pablo Alcaide Guindo sabemos que el PIB al coste de los factores de Madrid, de 1930 a 2000, en pesetas de 1995, creció un 1.514,10% de 1930 a 2009. En crecimiento por encima del que alcanzó el conjunto de España, detrás vienen Canarias, Comunidad Valenciana, Murcia, Navarra, Cataluña y Baleares. Se observa que salvo Navarra y Madrid, el fuerte impacto creciente del Mediterráneo, y el añadido Atlántico de Canarias, muestran una característica digna de señalarse, así como la creciente menor importancia relativa de las regiones que se asoman al Cantábrico.
Pero lo que impresiona es esa fuerza que se observa en Madrid que va ya por algo más de ochenta años sucesivos. Por eso, en 1930, el PIB total madrileño estaba en el tercer puesto de las actuales regiones autónomas de España, y en 2009 ya ocupa el primero, inmediatamente por delante del conjunto de Cataluña, que en 1930 para 100,00 esta autonomía, Madrid tenía un PIB de 60’93 y para 2009, uno de 100’15.
Se ha publicado un libro, de Eva María Martín Roda, «La economía de Madrid. Inversión y prosperidad» (Instituto de Estudios Económicos, 2010) que orienta su investigación hacia las conexiones internacionales de Madrid. Evidentemente, ésa es también una explicación importante de ese muy notable auge económico que experimenta la capital de España y todo el conjunto, con fuertes procesos de conurbación, del conjunto de la Región Autónoma de Madrid. Un dato interesante en la pág. 243 es que «a partir de la incorporación de España a la Unión Europea cuando (vemos cómo) la inversión internacional experimenta un cierto incremento, siendo Madrid el espacio preferido por el inversor internacional, aunque no se puede obviar, cuando se analizan las cifras, el denominado 'efecto sede' que se produce en el espacio madrileño». Este efecto tiene que ver con lo que se ha señalado más arriba, y que debe vincularse a lo que en este mismo libro (pág. 249) se consigna de este modo: «Madrid ha pasado a ocupar la primera posición de España para los parámetros referidos a las infraestructuras y accesibilidad, recursos humanos, innovación tecnológica y entorno productivo, desplazando al País Vasco en los cuatro». Es preciso agregar otro elemento muy importante, que subrayan así, de modo comparativo Julio Iglesias de Ussel Ordaz y Antonio Trinidad. Requena, en su contribución (pág. 228) al libro dirigido por Salustiano del Campo, «La población de la Comunidad de Madrid» (Consejo Económico y Social. Comunidad de Madrid, 2010): «El análisis comparativo de las capacidades educativas de las comunidades autónomas muestra una gran heterogeneidad entre las mismas». Las mejores posicionadas son Madrid, el País Vasco, Navarra, Asturias, Castilla y León, que se sitúan por encima de la media española.
Pero no se debe olvidar otro factor. Sería injusto ignorarlo. Gracias a la acción decidida de la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, es evidente la apuesta en favor de un modelo de economía libre de mercado en este ámbito regional. Es preciso, en este sentido, recordar unas frases de Flores de Lermus, escritas en su famoso «Dictamen de la Comisión del Patrón Oro», en 1929, pero que tienen vigencia clarísima en estos momentos.
Así este gran economista explicaba «el retraimiento de nuestro empresarios»: «Mientras la economía de la industria y del comercio se halla en régimen de expediente, como en los tiempos de decadencia del viejo mercantilismo, no se puede pensar que anime a los empresarios el espíritu que nació justamente de la abolición de aquel régimen». Y precisamente la batalla de Esperanza Aguirre está de acuerdo con Flores de Lemus. ¿No es ésta otra explicación del auge creciente de Madrid?
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