QUE alguien me explique, por favor, por qué los ciudadanos decentes de mi querida patria tenemos que tragarnos este asqueroso sapo llamado Sortu, cuando ya nos hicieron comernos a la serpiente en el 78 y no sirvió para otra cosa que para que sufriéramos una trágica y larga indigestión.
Yo, desde luego, no acepto Sortu como animal de compañía. ¿Quién nos obliga a hacerlo? ¿Dónde está escrito que ETA tiene que volver a hacer política? ¿Acaso hemos olvidado que han gobernado y asesinado simultáneamente a lo largo de su siniestra historia siempre que les hemos permitido hacerlo? Está claro que volver a manejar la plata les es indispensable, tanto como para nosostros que no la manejen, pues ello pondría en peligro nuestras vidas.
Si ustedes se fijan, los de Batasuna-ETA, léase Sortu, manejan el mismo discurso de Rubalcaba, López, Elorza, Zapatero, Eriguren y la mayoría de los dirigentes socialistas. Todos dicen que estamos ante una gran oportunidad, que se abre una ventana de esperanza, que no podemos desaprovechar este momento histórico. Socialistas y batasunos nos quieren hacer creer que ahora o nunca, descargando sobre los que digamos «ahora no», y mejor nunca, la responsabilidad de una vuelta de ETA a los asesinatos.
Es una estrategia de comunicación perversa, que resulta obligada por parte del mundo etarra, pero que no podemos aceptar de dirigentes de un Estado democrático como es España. Que Rufino Echebarría, Usabiaga, etcétera, nos quieran vender la burra de la reconversión de Batasuna era de esperar, pero que nos la vendan quienes tienen el deber de proteger a la sociedad de una organización terrorista que miente sistemáticamente y que nos ataca desde diversos frentes, es no solo una vergüenza, sino un auténtico atropello democrático.
Si Zapatero y Rubalcaba quieren tragarse el sapo Sortu hoy o mañana otros sapos etarras que se colarán en partidos ya legales en el País Vasco, servidos en bandeja por los jueces de turno que no encontrarán mancha en tan inmaculados estatutos, que lo hagan. Espero por el bien de todos que no se les indigeste y que ETA no vuelva a matar como ya hizo. ¿Es posible que no aprendan la lección de que pactar con terroristas es altamente peligroso?
Rubalcaba insiste en que la política antiterrorista del Gobierno es un éxito. Y yo me atrevo a preguntarle: ¿de quien?, ¿suyo? Porque, para mí, colaborar con banda armada (chivatazo Faisán) no es ningún éxito; excarcelar y beneficiar a presos etarras que no merecen beneficios, tampoco; como no lo es cerrar los ojos ante este nuevo intento de forzar a quienes somos demócratas a aceptar como compañeros de viaje a quienes no lo son. Es cuestión de principios, algo de lo que carecen quienes nos gobiernan y tristemente empieza a escasear entre los gobernados. No se trata de lo que digan los jueces, ni siquiera los políticos, se trata de lo que todo un pueblo sea capaz de soportar por unos principios, tan elevados como la libertad, la justicia, el derecho a vivir, la dignidad. Son estos momentos cruciales que hemos visto a lo largo de la historia en los que los ciudadanos renuncian a la comodidad, a la seguridad, al egoísmo e incluso al miedo y sacan el valor escondido y lo mejor de sí mismos para dar una lección a quienes se arrodillan frente al enemigo implorándole que les perdone la vida. Quizá sea una ingenua, pero yo sigo esperando que sean los españoles los que ilegalicen a Sortu, con la venia del Poder Judicial.