Suscríbete
Pásate a Premium

Políticos con cáncer y en buena forma

Algunos prefieren no hacer público su caso y luchar desde la intimidad contra la enfermedad

ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS

MADRID

Uno de cada tres o cuatro españoles padecerá cáncer en algún momento de su vida y, entre los políticos, la incidencia parece similar. No hay datos que atribuyan al desempeño de la política un factor de riesgo añadido, pero tampoco una protección especial. Lo que marca la diferencia es la repercusión que tienen los nuevos diagnósticos de cáncer cuando el afectado es un rostro conocido. Y aunque el cáncer ya ha dejado de ser «una larga y penosa enfermedad» —como pedía hace unos días la Sociedad Española de Oncología Médica—, el hecho de que sea el propio afectado el que anuncie su diagnóstico a través de los medios de comunicación sigue impresionando a la opinión pública.

Pero, igual que ocurre en el resto de la sociedad, no todos los políticos han querido compartir con el público el diagnóstico de una enfermedad y, en la mayoría de las ocasiones, su deseo de privacidad ha sido respetado por la prensa. Mientras algunos prefieren luchar contra el cáncer desde la intimidad, otros políticos no han hecho el menor esfuerzo por ocultar ni su enfermedad ni los efectos secundarios del tratamiento. Este fue el caso de Ana Palacio, a quien se le diagnosticó un cáncer de mama en el año 2000. La entonces eurodiputada despertó la admiración y simpatía de sus compañeros del Parlamento Europeo cuando acudía a los debates con la cabeza rapada. Año y medio después, José María Aznar la nombró ministra de Asuntos Exteriores, cargo que ejerció a un ritmo trepidante.

A José Montilla le diagnosticaron un cáncer de colon en diciembre de 1999, cuando era alcalde de Cornellá de Llobregat, pero fue varios años después, en 2008, cuando decidió dar a conocer su enfermedad para transmitir un mensaje de esperanza.

El alcalde Bilbao, Iñaki Azkuna, siempre ha hablado con mucha naturalidad del cáncer de próstata que le diagnosticaron en 2003 y que hace unos meses «se me ha encabritado», dice. Quizá le ayude el hecho de que él es médico, radiólogo en concreto. Azkuna hizo pública su enfermedad el mismo día que sus colegas le confirmaron el diagnóstico. Salvo algunas bajas inevitables, la enfermedad no le ha impedido continuar con su carrera política. Ayer, tras conocer el anuncio de Esperanza Aguirre, decía: «Desgraciadamente, se amplía la cofradía de cancerosos. Hace poco se lo decía a Joan Manuel Serrat. Pero entre el carácter de Esperanza, su disciplina y las nuevas tecnologías, estoy convencido de que superará el trance».

María San Gil, sin embargo, prefirió concentrar todos sus esfuerzos en vencer la enfermedad. Cuando le diagnosticaron el cáncer de mama, en el mes de abril de 2007, San Gil era presidenta del PP del País Vasco. rimero se sometió a una operación para extirparle el tumor y después convocó a la prensa para anunciar su retirada temporal de la actividad política. Cuatro meses después, reapareció, ya recuperada, pero en 2008 decidió abandonar la esfera pública por otras razones.

Al portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, también le diagnosticaron un cáncer en plena precampaña electoral, en febrero de 2008, cuando tuvo que ser operado de un tumor en el pulmón, del que se ha recuperado. La teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Pontevedra, Teresa Casal, anunció, asimismo, el pasado noviembre su retirada temporal para vencer un cáncer de mama.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación