Ana Botella: «El debate sobre la polución está contaminado electoralmente»
«No ganábamos nada sacando los coches antiguos del centro: el problema es el diésel»
La polémica sobre la contaminación en Madrid ha marcado el debate político durante toda la semana. Sin embargo, no altera a la concejal de Medio Ambiente, Ana Botella: la situación, asegura, está por completo bajo control.
—¿El aire de Madrid mata?
—¡No! La calidad del aire en Madrid es, sin duda, la mejor que hemos tenido en nuestra historia. Las exigencias medioambientales son muy altas, como corresponde a la Unión Europea, y a los países occidentales. Aún cuando ahora tengamos un contaminante más alto por la situación atmosférica, no quiere decir que no sigamos teniendo el mejor aire.
—¿Qué pasa con la contaminación? Los valores están bajos, pero la «boina» sobre la ciudad es horrorosa.
—Todos los años se produce la inversión térmica, que hace que los contaminantes no se dispersen, y se acumulen a los del día siguiente. Los límites que se establecen en la red son buenos en la mayoría de los contaminantes; si los comparamos con los de años anteriores, disminuyen todos. El azufre, por ejemplo, prácticamente no existe; en partículas, estamos muy bien; y también en benceno, y en monóxido de carbono... El único contaminante en que tenemos picos que nos han inducido a aconsejar a la población que vengan en transporte público, es en dióxido de nitrógeno. La causa está, en su mayor parte, en los coches... y en esa dieselización del parque automovilístico que se ha producido porque el Gobierno de la nación ha fomentado el diésel. Hay muchas ciudades europeas que han pedido una prórroga hasta 2015 para cumplir la norma de la UE. Hasta Holanda; los requisitos exigidos son muy altos, y a ciudades como Amsterdam les era imposible cumplir en NO2.
—¿Y qué hay que hacer para cumplir?
—Las exigencias medioambientales son muy caras. La propia UE ha establecido la prórroga por esa razón, en un momento de crisis como este. Si ahora el Gobierno de la nación pudiera fomentar el cambio de diésel a otro combustible menos contaminante, si se pudieran tomar una serie de medidas por parte de las administraciones públicas, que al final todas tienen un coste económico, sería más fácil hacer un tránsito a los coches menos contaminantes.
—¿Pero Madrid qué ha hecho?
—El Ayuntamiento ha trabajado de manera progresiva, metiendo muchísimos fondos en un modelo de ciudad en la que cada vez se utilice menos el transporte privado. Ahora no hay nadie que viva en Chamartín y que para ir a la Gran Vía se le ocurra coger su coche: las políticas del Ayuntamiento de Madrid con el aumento del transporte público, las áreas de prioridad residencial, el estacionamiento regulado... todo eso ha hecho que se reduzcan en un millón los coches que circulan dentro de la M-30.
—¿Y qué más se puede hacer?
—Son muchos los que vienen de fuera cada día a trabajar a Madrid. Si el plan de cercanías tantas veces presentado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero en época de Magdalena Álvarez se hubiera cumplido, probablemente muchas de esas personas de fuera, en vez de venir en su coche, vendrían en tren. Madrid fue una de las primeras ciudades con camiones no contaminantes para la recogida de residuos; la flota de la EMT se va renovando hacia modelos menos contaminantes. Y está el soterramiento de la M-30: sin él, estaríamos emitiendo muchísima más polución.
—¿Por qué ahora este tema es prioridad para el PSOE?
—Creo que el debate está contaminado electoralmente. Tenemos unos protocolos de actuación que son mas exigentes que la propia ley europea, porque queremos prevenir. Hasta que lleguemos a 400 microgramos de dióxido de nitrógeno no existiría una alerta; sería muy difícil que se produzca una alerta en esta ciudad. Mucho antes de que se alcance, tomamos medidas. Hay más acciones de apoyo al medio ambiente que ha puesto en marcha el Ayuntamiento: ampliación de aceras, áreas y calles peatonales, fomento del transporte publico... El alcalde, cuando era presidente regional, llevo el Metro al sur de la Comunidad, y ahora ha modernizado todas las antiguas estaciones de Metro. Desde que Ruiz-Gallardón es alcalde, se han plantado en Madrid un millón de árboles. Si vemos los gráficos de los últimos años, no hay ni un solo contaminante que no haya tenido una buena evolución. Eso no quiere decir que en un contaminante punta como es el NO2, tengamos problemas y debamos mejorar para cumplir esa directiva de la Unión Europea.
—¿Apoyarán el uso de bicicletas o coches eléctricos?
—Seguiremos con las vías para bicicletas, que se irán poniendo poco a poco, y se irán combinando con otras acciones para utilizar coches menos contaminantes. El primero que está dando ejemplo es el alcalde, que usa un coche eléctrico. Muy pronto vamos a presentar una red de puntos donde se va a poder cargar gas, y se está ampliando la posibilidad de puntos para otros combustibles. El futuro serán los coches eléctricos.
—La ministra de Medio Ambiente ha estado muy crítica con el Ayuntamiento madrileño
—Cuando la ministra Rosa Aguilar fue alcaldesa de Córdoba, tengo entendido que no hizo nada por la calidad del aire. Han incumplido todo lo que tenían que hacer: es curioso que haya tardado dos años en hacer la trasposición de la directiva tan traída y llevada estos días. Nosotros estábamos cumpliendo la directiva, sabiendo que existía y que había que cumplirla, antes de que se hubiera traspuesto a la legislación española. El Gobierno tiene pendiente hacer un plan nacional de sostenibilidad, del que tendrán que colgarse los planes de sostenibilidad de las distintas ciudades. El Gobierno no ha tenido ninguna sensibilidad medioambiental, no ha hecho nada que supusiera impedir la dieselización del parque para reducir el NO2, ese contaminante que ahora parece que a todo el mundo le preocupa mucho. Eso sí, en Barcelona tienen un grave problema con las partículas, pero ese veo que les preocupa quizá un poco menos.
—¿Por qué no se cumplió el plan que prohibía a los coches más antiguos entrar al centro a partir de 2008?
—Cuando se presentó, se pensó que los coches antiguos son los que contaminaban más, y que sería bueno sacarlos del centro. Pero luego hubo otros estudios y se demostró una cosa: que el parque automovilístico de Madrid es muy moderno, hay muy pocos coches antiguos, con lo que prohibirles el paso no iba a tener ningún efecto. En informes posteriores apareció la relación del diésel con el NO2. Al final, hay muchísimos coches que son modernos y son diesel; no ganábamos nada sacando los automóviles antiguos del centro, porque son muy pocos, y el problema real está en la dieselización del parque.
—El fiscal les ha pedido que tomen medidas. ¿No las toman?
—En el Ayuntamiento tenemos la costumbre de contestar siempre por los cauces correspondientes. Aunque nosotros la primera noticia del fiscal la tuvimos por un medio de comunicación, antes de que nos llegara su escrito, no vamos a hacer lo mismo.
—¿Han cambiado de sitio las estaciones medidoras para falsear los datos?
—La ministra de Medio Ambiente se ha dado cuenta de que se ha equivocado en eso: existe una carta de su predecesora en el cargo, diciendo que esta bien hecha la adaptación de la red. Esta red de medición es la más antigua de España: tiene más de 30 años. Es un absurdo pensar que los contaminantes que se miden no han variado en este tiempo. Por ejemplo, el azufre: tras la política del cambio de calderas, ya no es importante. Y antes no se medía el ozono, cuando ahora hay que medirlo. Al NO2 a lo mejor antes no se le daba tanta importancia. Para cumplir esa directiva de la UE, que se va a aplicar a todas las ciudades de la UE, parece lógico que el instrumento medidor sea el mismo. Lo que ha hecho el Ayuntamiento es adaptar la red a esa directiva europea, sin haber perdido los datos de la serie histórica. Y comparando con ellos, la mejora de todos los contaminantes en la ciudad es evidente.
—¿Se puede cerrar Madrid al tráfico?
—Ahora mismo no. Si llegara a una situación extrema.... pero no planteamos que pueda pasar.
—El alcalde de Leganés, donde también se superaron los niveles de NO2, dice que la culpa es de Madrid, que «no hace los deberes».
—Contestarle sería entrar en un debate absurdo: podríamos decir que tenemos la contaminación que tenemos por lo que viene de Leganés. ¿Cuántos coches entran a trabajar desde Leganés? No lo sé, y bienvenidos sean. Oír decir a los representantes de IU y del PSOE que se cierre al tráfico Madrid, en una situación de crisis en que a lo mejor el coche es un elemento de trabajo para mucha gente... nunca se me ocurriría decirle al alcalde de Leganés algo así.
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