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Columnas / PROVERBIOS MORALES

Far west

Internet es, hoy por hoy, Estado de Naturaleza, ausencia de sociedad agravada por la tecnología

Día 30/01/2011
HACE algunos años, Alain Finkielkraut definió internet como «el cubo de basura universal». Parecía entonces una metáfora exacta. Como en la basura, hay en internet cosas de valor junto a porquería definitivamente entrópica (o cuyo reciclaje exigiría inversiones elevadísimas). Algo faltaba, sin embargo, en la imagen. Por los grandes vertederos se mueven, junto a ratas y aves zancudas, seres humanos a la busca de desechos útiles. La visión de una vasta loma de detritos recorrida por miles de pepenadores (como llaman en Centroamérica a los que viven de rebuscar entre los residuos) sería quizás un símil más ajustado a la red y los internautas.
La de los pepenadores es una actividad sólo relativamente pacífica. Su herramienta de trabajo es un palo rematado por un clavo o rejón agudo, que lo mismo sirve para pepenar —ensartar basuras— que para dirimir cuestiones. Aparentemente, el riesgo de conflicto es menor en internet, donde todo es, en principio, accesible por igual a todos los usuarios. Pero el pasado viernes, desde El País, Fernando Savater proponía una metáfora turbadora y preocupante, al comparar internet con el Far West, un territorio batido por bandas de forajidos, donde la anarquía permitió que los más violentos se apropiaran de todas las riquezas naturales antes de la implantación del Estado. La misma imagen ha sido utilizada por Benjamin Barber para referirse, no ya a internet, sino al mundo contemporáneo del que la red pretende ser un facsímil.
Savater distingue entre una anarquía criminal y predatoria, que es lo que impera en internet, y el ideal libertario del apoyo mutuo, un sueño que, como el filósofo admite, parece cada vez más irrealizable. No estoy tan seguro de que exista una gran diferencia entre ambos. El anarquismo realmente existente ha combinado siempre la dulce utopía vegetariana con la producción terrorista del caos. Y es precisamente esta última vía la que conduce, en mi opinión, a la metáfora más adecuada a internet, plasmación virtual del Estado de Naturaleza que describió Hobbes, donde cada individuo puede matar o ser muerto sin que pacto social alguno lo ampare. El Far West contenía islotes de orden, sheriffs o marshallscomo Wyatt Earp y Pat Garrett, que acotaban espacios sometidos a la Ley. Incluso las bandas estables velaban por sus miembros y vendían protección a terceros. Lo que define a internet es la soledad del navegante y la incapacidad correlativa de las llamadas comunidades virtuales para controlar a sus legiones. La principal diferencia con el Estado de Naturaleza es, con todo, de índole tecnológica. Hobbes no imaginó una humanidad presocial dotada de armas de fuego. Éstas implicaban el Estado, porque no se puede hacer la guerra sin ejércitos en formación cerrada.
Sin embargo, las armas de fuego introdujeron el caos en las sociedades tradicionales. Como Cervantes observó, el más vil y cobarde de los hombres podía despenar de un arcabuzazo al más noble y valeroso. Armado de un ordenador y emboscado tras un nick, cualquier imbécil se sabe capaz de disparar basura sobre un Savater, por ejemplo, y es que el forajido digital está varios estadios morales por debajo de Liberty Valance.
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