Columnas

cubierto-111

Columnas

Gómez: hable con Chaves

Gómez es un outsider de libro: no gusta a los que mandan en su partido y no entusiasma a los que manda él

Día 17/01/2011 - 17.16h
SE empieza por no reconocer la corrupción y se termina pidiendo una mejor justicia (sic) para los condenados por prevaricación. Después de esto, ¿qué viene? Desde luego el fracaso y, después de la derrota, el suicidio político de un hombre, Tomás Gómez, al que hoy todo le viene grande, incluso el victorioso pulso que le echó a Zapatero. Cuando dejó en la cuneta a Trinidad Jiménez tuvo la oportunidad de hacer como el Tomás de las Escrituras: tocar la herida de su Señor y advertir que las cosas iban en serio. Ahora ampara a su segunda, otra mujer llamada Trinidad a la que un Tribunal inhabilita ocho años para ejercer cargo público por aprobar indebidamente el plan de urbanismo de Torrejón, la localidad madrileña de la que Rollán era alcaldesa. Gómez dice que en el PSM no cabe nadie que sea corrupto y, de paso, nombra al PP. Lo primero, que se lo diga a los jueces que condenan. Y en cuanto a lo segundo, no alcanzo a entender como la mera invocación de los errores de los demás puede limpiar la sombra prevaricadora que proyecta su número dos.
Por razones que sólo los interesados conocen, Gómez es un outsider de libro: no gusta a los que mandan en su partido y no entusiasma a los que manda él. Pobre Tomás, querer hacer carrera con estos antecedentes es tan imposible como tocar el cielo desde la azotea. Pero en fin, se empeña en darse de bruces contra las aspas de un molino que por razones distintas mueven Esperanza Aguirre, la calle Ferraz y él mismo situado en una especia de sordera mental que le delata como una medianía política. Sí, solo desde esa posición se puede decir que buscará una «mejor justicia» porque esta que llama prevaricadora a la señora Rollán no le gusta. A una derrota pregonada Tomás Gómez une ahora su suicidio. Politicamente se va a suicidar, aunque él no lo sabe, y hasta es probable que de seguir así las cosas se vea en la tesitura de dimitir, aunque eso él tampoco lo sabe. Gómez no será presidente de Madrid, no volverá a ser alcalde de Parla —el único sitio donde lo recuerdan bien—, y en todo caso calentará un escaño en la oposición. Ahora, defendiendo lo imposible, envía sin quererlo un mensaje a la calle Ferraz: conmigo no vamos a ninguna parte. Pero eso tampoco lo sabe.
Y si tiene alguna duda que pida cita y hable con el presidente de su partido. Ahora que un Tribunal pide que se reabra el expediente por el que la Junta de Andalucía de Manuel Chaves concedió ayudas millonarias a la empresa en que trabajaba su hija, Tomás Gómez puede pedirle consejo. Igual Chaves le aclara qué es y qué no es corrupción; qué es y que no es prevaricar. Igual se ponen de acuerdo y buscan una mejor justicia que les ampare. Los dioses ciegan a los hombres que quieren perder. Creo que lo dijo Plutarco.
Búsquedas relacionadas
  • Compartir
  • mas
  • Imprimir
publicidad

Copyright © ABC Periódico Electrónico S.L.U.