Ecclestone estudia potenciar la F-1 en Valencia a expensas de Montmeló
Según la propuesta, el actual Gran Premio de Europa pasaría a denominarse Gran Premio de España. La carrera catalana desaparecería

Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1, maneja como estrategia de negocio ofrecer en el futuro a la Generalitat la posibilidad de que la Comunidad concentre todo el oropel del circo de las cuatro ruedas en España. En exclusiva y, por tanto, a costa de la desaparición de la prueba catalana de Montmeló.
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Según las fuentes consultadas, la operación incluiría la denominación «Gran Premio de España» para la carrera de Valencia, designada desde su arranque, en 2008, Gran Premio de Europa. Las connotaciones del cambio de nombre son del agrado del presidente del Consell, Francisco Camps, que sopesa la propuesta como una oportunidad de ampliar el impacto económico de un evento que ha sorteado con aceptable soltura las dudas iniciales hasta consolidarse tras tres ediciones de rodaje, pero también como un instrumento de asociación del nombre de España con la región y de ésta con un deporte esencial en la política de grandes eventos desarrollada por la Generalitat en los últimos tiempos.
Un calendario abierto
El Gran Premio de España, celebrado actualmente en Montmeló, tiene una vigencia contractual de seis años, hasta 2016. El contrato con Valencia, tras las tres ediciones ya consumadas, finaliza en 2015. La composición del calendario en los próximos años no está ni mucho menos cerrada dada la «evolución» constante que, año tras año, Ecclestone imprime a sus decisiones sobre el emplazamiento de las pruebas. En este sentido, la operación, de decidirse firmemente la Generalitat, podría materializarse antes de que se produjera la conclusión del contrato con Cataluña.
Son numerosos los factores que juegan a favor de la conversión de Valencia en «santuario» único de la Fórmula 1 en España. Entre ellas, la propia voluntad de Ecclestone de no sobrepasar las veinte pruebas. La singularidad del Valencia Street Circuit, menos convencional que el trazado de Montmeló, encaja además con las preferencia de Ecclestone respecto al diseño de su negocio con vistas a las próximas temporadas. También la afinidad del magnate con los dirigentes políticos valencianos (Camps y Rita Barberá), así como la probada capacidad de persuasión de éstos, pueden suponer una influencia clave para la consecución del objetivo.
Actualmente, la entrada ya confirmada de Austin, en Estados Unidos —a partir de 2012—, y el Gran Premio de Rusia —desde 2014—, prefiguran la desaparición de otras carreras que no responden a las expectativas de Ecclestone, fundamentadas en dar prioridad al elemento diferenciador.
Desde Montmeló lo ven con otra óptica. «Esto no va a así —apunta uno de sus portavoces—. Nosotros tenemos un contrato firmado hasta 2016 y a partir de esa fecha, si no nos interesa seguir con la Fórmula 1, otro operador podría tener su oportunidad. Pero nunca antes. No tiene nada que ver un contrato y un promotor con el otro. Es mezclar uvas con peras».
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