«Es una alegría poder dar testimonio»
Jorge y Elisa han venido de Bolivia, donde trabajan como misioneros, para asistir a la Misa de la Familia en Colón
Jorge Soto y Elisa González son un matrimonio muy especial. Los más de 9.000 kilómetros que separan Burgos, su ciudad natal, de La Paz (Bolivia) se quedan cortos al intentar medir su entrega y generosidad. Desde hace tres años viven, junto a sus tres hijos pequeños, en esa ciudad iberoamericana con el único propósito de llevar el Evangelio a los más necesitados. Estos días están de paso por Burgos para celebrar junto a la familia las fiestas navideñas, pero sobre todo para asistir un año más a la Misa de la Familia, que el cardenal Antonio María Rouco Varela ha convocado para este domingo en la madrileña Plaza de Colón.
«Es una alegría poder mostrar que la familia cristiana existe, que hay muchos matrimonios abiertos a la vida, que existe el perdón. Es una manera de dar testimonio que cuando la familia acaba, empieza la marginación», comenta Jorge, quien conoce de primera mano las graves consecuencias que trae para la sociedad la destrucción de la familia. «Lo vemos a diario en Bolivia —señala—, gente en la calle comiendo sola, la proliferación de las sectas, hogares con hijos de diferentes parejas. La falta de una estructura familiar le hace mucho daño al hombre».
El próximo domingo, el matrimonio Soto-González y sus hijos de 11, 10 y cinco años emprenderán un viaje algo más corto que el que hacen todos los años de regreso a La Paz, tras las fiestas de Navidad. Junto a un grupo de quince familias del Camino Neocatecumenal de la parroquia San Lorenzo el Real de Burgos se pondrán en ruta a Madrid para celebrar la belleza de la familia. «Queremos dar gracias a Dios por lo que ha hecho en nuestras vidas y también queremos mostrar la alegría, que es posible en Cristo, sobre todo en medio de esta sociedad que se aleja cada vez más de Dios», comenta.
«Un regalo de Dios»
Su experiencia misionera en Bolivia también la viven como un gran regalo. En medio de una gran precariedad económica, este matrimonio, que lleva más de diez años casados, imparte catequesis para adultos en varias parroquias de la ciudad. «El obispo de La Paz necesitaba una familia y nos pusimos a disposición de la Iglesia. Dejamos nuestra casa, nuestros trabajos fijos y nos fuimos para allá. Al principio no teníamos nada, dormíamos en un colchón en el suelo, pero Dios nos ha ido ayudando», comenta Jorge, quien asegura que «Dios nos ha regalado una familia cristiana y en agradecimiento hay que dar gratis lo que gratis hemos recibido». Con esta sencillez vive este matrimonio su fe y la quiere compartir el próximo domingo en la misa a cielo abierto en la Plaza de Colón.
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