DOS PARADOS, NI UN SUELDO EN CASA
Apañarse con 160 euros al mes
Montones de veces habremos dicho ya eso de ¡feliz Navidad!. Para muchos no es tan dichosa. Están solos o escasos de dinero. Tres se lo han contado a ABC

Una caja de mantecados y una barra de turrón del blando porque él tiene dentadura postiza. Esa va a ser la «alegría» en la cena de Nochebuena de Manuel Hueso y Paloma Sotillos, una pareja de Móstoles y en paro los dos. Al hombre se le ha acabado ya la prestación de 426 euros como parado de larga duración. Malviven con la de ella. Asustadita está de que en enero se la quiten también. Pagan 246 euros por la casa, luz y agua. Y algún pequeño gasto escolar de su hijo de 6 años. Limpios, les quedan unos 160 euros al mes.
A pesar de este panorama, ninguno de los dos pierde el buen humor. Son optimistas hasta la médula. O se han acostumbrado a «panear» el poco dinero que les queda. Qué les hablen a ellos de «cash». «Vamos a hacer un intento para cantar villancicos en Nochebuena. Habrá que sacar ganas», dice Manuel, 48 años. «En Nochevieja sí, porque al día siguiente es mi cumpleaños».
Paloma, 51 años, tiene pensada la cena de hoy. «Sopa y paletilla de cordero que nos regala el hijo de Manuel, que trabaja en una carnicería y la compra allí». Poco más puede dar de sí el bolsillo. Estarán ellos dos, su hijo, y dos hijos de Manuel de una relación anterior.
Manuel ha trabajado de casi todo. Pero él recuerda sus años de albañil, carpintero, cristalero, electricista y vigilante. «De todo, hija, de todo. A ver si alguien lee esto y me llama porque estoy deseando que me salga algo. Soy joven y tengo familia que alimentar. Estar en el paro es muy duro. Más si llevas ya dos años y, encima, te dicen que te van a quitar la ayuda de 426 euros. ¡Luego quieren que no haya depresiones y angustias!», confiesa el hombre.
Su mujer, Paloma, también está desempleada. Su último trabajo fue de dependienta en un puesto de helados, en Móstoles, de concesión municipal. Es discapacitada y tiene limitada la movilidad. «Digo yo que a lo mejor me libro de que me quiten a mí los 426 euros por mi minusvalía», se pregunta la mujer. «¡Porque ya me irás diciendo de qué vamos a vivir. Si ahora nos quedan unos pocos euros después de pagar esta casa, ¿qué será de nosotros sin nada?» Su cara de desesperación es sobrecogedora.
Paloma y Manuel viven en un pequeño piso, recién construido, en una zona de expansión de Móstoles. Grúas y barrizales son, todavía, el escenario nada más salir de casa. Es pequeño, 40 metros cuadrados, pero a ellos les parece un palacio.
«Al principio, te da vergüenza. Después te habitúas». Lo que nos está diciendo Paloma es que ellos dos comen, a diario, en el restaurante municipal para parados que el Ayuntamiento de Móstoles abrió en marzo de 2009. Además, lo tienen al ladito de su casa. Allí, además de comida, reciben cariño y apoyo. Los fines de semana les acompaña su hijo pequeño o les dan el menú para que lo coman en casa. «¡Ojalá nadie se tenga que ver así. Es muy duro!», dice Paloma, consciente de que son de ese millón de personas donde el padre y la madre están en paro. Suerte para 2011.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete