«Mi mayor temor es una matanza»
Perfil
Guillermo Fariñas
Disidente, Premio Sajarov 2010
El premiado disidente cubano pensaba pasar ayer una «jornada tranquila de trabajo». Imposible. Ya de madrugada comenzaba a salir humo de su teléfono mientras los periodistas llegaban a su casa de Santa Clara, a 273 kilómetros al Este de La Habana. Pero hacia las 5.30 de la mañana, hora local, coincidiendo con la entrega del Premio Sajarov en Estrasburgo, Fariñas denunció que su teléfono fue «saboteado» para que no lo pudiera seguir en directo.
«No veo ningún cambio», apunta Guillermo Fariñas (Santa Clara, 1962) cuando se le pregunta si percibe «tímidos signos de apertura» por parte del régimen comunista, como algunas voces europeas. Es más, el ciberdisidente que desde 1995 ha protagonizado veintitrés huelgas de hambre para exigir derechos, democracia y la excarcelación de los presos políticos, teme que «el Gobierno cubano ordene masacrar a su propio pueblo cuando comience a perder el control ante los estallidos sociales que ya se están produciendo en el país». En una conversación teléfonica con ABC, este psicólogo y periodista pide a España que «no trate de negociar con la dictadura cubana porque Fidel Castro es más engañoso, sutil y taimado que Franco».
El tercer Premio Sajarov cubano, después de Oswaldo Payá y las Damas de Blanco, piensa donar el importe a acciones a favor de la democratización en Cuba. Y afirma que «continuaré esta lucha desde la trinchera del periodismo independiente», con su blog Foro Cubanacan, así como miembro y asesor de organizaciones políticas.
Guillermo «Coco» Fariñas, apodado así por su abuelo al ser más claro de piel que el resto de la familia, es hijo de dos revolucionarios (su padre estuvo en el Congo con el Che). Entre 1980 y 1981 fue enviado a la guerra de Angola como precadete de las tropas especiales cubanas. Herido en un ejercicio de paracaidismo en la URSS, recibió su pensión y estudió psicología. El aldabonazo a su conciencia fue el fusilamiento del general Ochoa en 1989. Tres veces encarcelado, once años de reclusión, 23 huelgas de hambre —la última le puso al borde la muerte— es el resto.
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