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Cómo hacer ceniza 150.000 empleos

La modificación de la ley antitabaco podría asestar el tiro de gracia a un sector que está en caída libre desde el comienzo de la crisis

LUIS M. ONTOSO

Si hay algo que ha puesto de acuerdo a todas las partes de la hostelería, un sector fragmentado en miles de «microempresas» y pequeños propietarios, ha sido la modificación de la Ley de Tabaco, que prohibirá fumar en todos los bares, restaurantes y locales de ocio, sin posibilidad de que existan zonas habilitadas, cuyo debate llega hoy al Senado.

En el encuentro que mantuvo ayer ABC con los representantes del sector, existía divergencia de opiniones sobre la afición al tabaco, su ritual, sus virtudes y sombras. Unos se definían como fumadores activos, otros como sociales (aquéllos que, normalmente en compañía, paladean una cerveza junto al pitillo de rigor). Todos, sin embargo, coincidían en denunciar los consecuencias devastadoras de la nueva normativa sobre una economía que no termina de ver la luz al final del túnel de la crisis.

José Luis Guerra, adjunto a la presidencia de la Federación Española de Hostelería, lamentó que no haya existido una voluntad de «diálogo» ni de «argumentación» por parte del Ejecutivo. Soraya Mayo, secretaria general de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, reprochó, además, que no se tuviera en cuenta la «coyuntura económica».

Y es que las previsiones del sector dibujan un futuro incierto. Mariano Castellanos, presidente de la Asociación Nacional de Maîtres y Camareros destacó que la menor afluencia de clientes se traducirá en una pérdida de 150.000 puestos de trabajo (cerca del 12% del total del sector) en toda España, sólo en bares, restaurantes, cafeterías y locales de ocio.

Un sector que se tambalea

«Se están incrementando las pérdidas en un ámbito con demasiadas tributaciones y unos ingresos que, como consecuencia de la crisis, se han reducido entre un 20% y un 30%», recalcó Mayo, quien, al recordar los motivos de salud que aduce el Gobierno para aprobar la ley, se preguntó, sarcástica, hasta dónde está dispuesto a profundizar en su intervencionismo. «Sólo falta que a las personas con sobrepeso se les prohíba tomarse una tapa en el bar».

La cifra de negocio (volumen de ventas) del sector de la hostelería se precipita desde el comienzo de la crisis con una velocidad vista rara vez en otros sectores. A lo largo de 2009, las ventas se desplomaron un 7,5% con respecto al año anterior. Un descenso que se añade al registrado en el ejercicio de 2008, en el que se produjo un caída del 2,5%. Según las previsiones de la organización, la ley antitabaco podría arrojar a las empresas a una bajada adicional de hasta un 15%; es decir, las empresas se dejarán 16.050 millones de euros (del total de 107.000 millones que se facturaron en 2009).

En una economía volcada al turismo, en el que restaurantes y bares juegan un papel esencial como elemento vertebrador, un tropiezo en la hostelería amenazaría con diluir una porción significativa del Producto Interior Bruto español. Más alarmante, si cabe, en los momentos que corren. La prohibición se saldaría con una reducción de, al menos, el 0,6% del PIB.

El Gobierno confía en que 2011 se cerrará con un crecimiento del PIB del 1,3%, pronósticos calificados como optimistas por numerosos organismos internacionales (como la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional), que, al restar la pérdida de facturación en la hostelería y la restauración, serían incluso más reducidos (0,7%).

La federación hostelera prefiere no aventurarse a adelantar una cifra sobre la desaparición de establecimientos, pero se remonta al caso de Irlanda, país que en 2004, en plena fase de crecimiento económico, aprobó la prohibición total de fumar en estos locales, lo que obligó al 24,4% de los bares y un 8,6% de los restaurantes a echar el cerrojo.

Impacto social

Durante el encuentro —moderado por Ana Isabel Sánchez, jefa de la sección de Economía de ABC—, el sector relegó a un segundo lugar las pérdidas por las reformas que los dueños de los locales efectuaron para separar la zonas de fumadores y que hoy son un vestigio de los vaivenes normativos. Aun así, Manuel Matamoros, coordinador del gabinete técnico de la Confederación Española de Empresarios de Establecimientos de Juego, animó a sus compañeros a «reclamar una indemnización», pues «se está defraudando el principio de confianza legítima». Muchas empresas invirtieron abultadas sumas para habilitar sus locales (entre 10.000 y 60.000 euros).

Al margen del foco de la economía, el sector puso también el acento sobre aquellos efectos difícilmente cuantificables: el de aquellos autónomo que se resisten a convertirse en parte de la estadística. Y, por tanto, su visibilidad es casi nula. «Muchos autónomos se verán, sin alternativa, atrapados», destacó Guerra. A diferencia de los asalariados, los propietarios de los negocios de hostelería y restauración no «pueden despedirse a sí mismos»y «se considerarán ocupados hasta que les embarguen el negocio», una situación de «infraempleo». El trasvase del ambiente de taberna a la calle podría ser otro de esos efectos indeseados. «Un porcentaje bastante alto de griterío y molestias se trasladará a la calle», subrayó González, quien recordó que sólo en Madrid se interpusieron en 2009 un 1.208% más de expedientes sancionadores a particulares por hacer ruido.

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