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El Tribunal Supremo se niega a dar árnica al anestesista de Antonio Meño

El doctor Francisco González quiere que se admita ahora que él no conocía al nuevo testigo del caso

María isabel serrano

El Tribunal Supremo (TS), en un auto conocido este miércoles, no acepta modificar su sentencia del pasado 15 de noviembre por la que admitía la declaración de un nuevo testigo en el caso de Antonio Meño -el hombre en coma desde hace 21 años tras un fallo anestésico cuando se operaba de una rinoplastia en julio de 1989 en la clínica Nuestra Señora de América, de Madrid- y, así, abría la puerta a una revisión de dicho caso por considerar que, en proceso judicial, había habido "maquinación fraudulenta".

El auto del TS decide no modificar su sentencia tal y como pedía el anestesista que atendió a Meño en el quirófano. Este médico, el doctor Francisco González, aseguró en su declaración que el nuevo testigo, el doctor Ignacio Frade "no estuvo en el quirófano" el día de la intervención de Antonio Meño. El fallo del Supremo del 15 de noviembre añadía que la presencia de Frade en el quirófano, que en julio de 1989 estaba como aprendiz, "no ha sido negada por el anestesista". Y, sin embargo, dicho anestesista pretende, ahora, que ese no fue su testimonio.

«Cúmulo de ambigüedades»

En su auto, el Tribunal Supremo deniega la petición del anestesista para modificar la sentencia porque, refiriéndose al doctor González, indica que "su falta de rotundidad" en las respuestas "evidenciaron, de nuevo en el proceso de revisión, el propósito de mantener en la sombra, oculta tras un cúmulo de ambigüedades, la verdad de lo ocurrido y que determinaron, junto al resto de la prueba, a entender concurrente la denunciada maquinación fraudulenta".

El doctor Frade dijo que en la operación de Meño, hubo un fallo en la anestesia y que el anestesista no estaba cuando se produjo dicho fallo. Sin embargo, la teoría del doctor González y de la clínica ha sido que al final de la operación de rinoplastia, Antonio Meño se tragó su propio vómito, algo que negó el doctor Frade cuando estaba allí como aprendiz.

En su día, el Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, la Audiencia Provincial y el propio Tribunal Supremo, con las pruebas que entonces contaban y sin el nuevo testimonio del doctor Ignacio Frade, consideraron que la actuación del anestesista había sido correcta. El 3 de noviembre, cuando se revisó el caso en el Supremo, el Alto Tribunal estableció que se debía reabrir el caso por "manipulación fraudulenta". A finales de la pasada semana, y tras 522 días viviendo en un chamizo en la plaza de Jacinto Benavente, la familia Meño Ortega volvió a su casa en Móstoles.

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