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Bienvenido Mr. Medvédev

El presidente ruso planteará hoy a la OTAN sus exigencias; a cambio ofrecerá colaboración en la guerra de Afganistán

RAFAEL M. MAÑUECO

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, acude hoy a Lisboa confiando en que la OTAN inicie realmente una nueva era en sus relaciones con Moscú. Espera, según recogía ayer una nota de prensa del Kremlin, recibir respuesta a las interrogantes que más preocupan a Rusia en materia de seguridad. He aquí las claves de este encuentro que se produce dos años después de la guerra con Georgia, país que aspira a ser miembro de la OTAN.

Escudo antimisiles

Rusia quiere su voz dentro de la OTAN

Desde que Washington, ya con la Administración de George W. Bush, puso sobre la mesa la extensión a Europa de su sistema de defensa contra posibles ataques con cohetes procedentes de países como Irán o Corea del Norte, Moscú no ha cesado de repetir que tal dispositivo está realmente dirigido contra Rusia.

La anterior cumbre de la OTAN, celebrada en Bucarest a comienzos de abril de 2008, a la que acudió el entonces presidente ruso, Vladímir Putin, fue especialmente tensa a cuenta del polémico escudo.

Serguéi Prijodko, asesor de Medvédev en política Exterior, dijo ayer que lo que quiere su país es «participar con la Alianza Atlántica en pie de igualdad en la creación de un sistema de defensa antimisiles». «Igualdad significa que Rusia pueda tomar decisiones —dentro del Consejo Rusia-OTAN—, aunque sea en algunos segmentos», subrayó Prijodko.

En una reciente entrevista al diario «Izvestia», el representante de Rusia ante la Alianza, Dmitri Rogozin, vino a decir lo mismo, que su país pueda tener poder de voz y veto en lo tocante al escudo igual que cualquier otro miembro del club atlántico.

Acuerdo de desarme nuclear

Pendiente de los republicanos de EE.UU.

Las declaraciones del influyente senador republicano John Kyl en cuanto a que va a ser imposible realizar la votación sobre el acuerdo de desarme nuclear START antes de 2011 se ha percibido en Moscú como un indicio de que todo puede quedar en papel mojado, igual que sucedió con el tratado firmado en enero de 1993. A juicio de varios analistas rusos, si fracasa la ratificación del START, se hundirán también las relaciones con la OTAN. Este es uno de los principales escollos diplomáticos que tiene el presidente de EE.UU., Barack Obama, tras el varapalo electoral del 2-N que otorgaron el control de la Cámara Baja a los republicanos.

Expansión de la OTAN

Recelos sobre posibles miembros vecinos

Los planes de incluir a Ucrania y Georgia provocaron una profunda crisis y Putin no se mordió la lengua a la hora de denunciarlo en la cumbre de Bucarest. Rusia se propone conseguir además que la Alianza Atlántica limite el número de tropas y armamentos en países ya adheridos que pertenecieron en el pasado al Pacto de Varsovia.

Medvédev anhela el reconocimiento por parte de la OTAN de unas determinadas áreas de influencia rusa y la existencia de una «zona gris» al este del Viejo Continente, en donde la OTAN no pueda desplegar material bélico sin la autorización expresa de Moscú.

La herida de Georgia

El mayor choque de Rusia y la OTAN

El Kremlin considera que las provincias georgianas de Osetia del Sur, escenario de una guerra entre tropas rusas y georgianas en agosto de 2008, y Abjasia son ahora «estados independientes» y hace falta «adaptarse» a esa «inmutable» realidad. En su reciente visita a Moscú, el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, pidió respetar la «soberanía e integridad territorial» de Georgia.

Acuerdo sobre Afganistán

Vía de suministro en el norte del país

Si el presidente ruso escucha respuestas favorables para estos interrogantes, la contrapartida será mayor colaboración con la OTAN en Afganistán. Rusia ya está enviando fusiles Kaláshnikov a la Policía y al Ejército afganos, permite la utilización de su espacio aéreo a las tropas aliadas y participa en operaciones antidroga. Queda todavía que Moscú envíe helicópteros y autorice el tránsito terrestre de armamentos y soldados de la OTAN a través de Rusia para evitar la peligrosa ruta de abastecimiento paquistaní. La participación de tropas rusas en la ISAF está descartada en cualquier caso.

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