Un mes de «resbalones» del Gobierno de la comunicación
El Sahara, con un PSOE que no condena la acción de Marruecos, el lío de los funcionarios o el caos por el futuro de ETA han sido muestras de que la descoordinación sigue instalada en el gabinete de Zapatero

20 de octubre de 2010. La fecha, para la política, pasará como el día en que Zapatero ejecutó otra remodelación de su Gobierno adelgazando la estructura administrativa hasta quince ministerios. De los mensajes que llamaron la atención ese miércoles, cundió el de que el jefe del Ejecutivo se saltaba a la torera su tan manido lema de la paridad (hay un ministro, varón, más) y, en especial, la insistencia del dirigente socialista en que la «comunicación» fuese el «leit-motiv» inspirador de su nuevo gabinete. La explicación de la acción, porque la acción, vino a decir, ya estaba hecha (con la reforma laboral aprobada, en vías de tramitar la de pensiones y el ajuste antidéficit tan polémico en mayo ya asentado). ABC analizó entonces con cinco expertos en comunicación política esa nueva «corporación» zapaterista, y coligieron que, en efecto, el vicepresidente primero Alfredo Pérez Rubalcaba, y el titular de la Presidencia, Ramón Jáuregui, eran grandes valedores de las artes de la retórica. También advertían, empero, de los riesgos de dejar todo el peso político al efecto comunicativo y algunos dudaban del impacto real que tendría sobre las «políticas». Es decir, si serviría únicamente un cambio de «look» y no un cambio de ideas (económicas, sobre todo). Pasado un mes de ese giro en la imagen gubernamental, en el que Zapatero volvió a coger las riendas de la agenda, según los mismos expertos, y demostró «iniciativa»; no obstante, han estallado varias tormentas que el poder de la comunicación del Gobierno no ha sabido parapetar. El Ejecutivo de Zapatero no ha salido bien parado de los conflictos que resumimos a continuación. Se puede decir que ha resbalado en este mes de margen , al menos a efectos comunicativos:
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- El despropósito del Sahara: Un PSOE irreconocible, prosaharaui desde siempre, acumula en poco tiempo (desde el asalto marroquí el 8 de noviembre al campamento próximo a El AAiún) una serie de declaraciones ambiguas que no han provocado hasta el momento su condena vehemente ante las denuncias de violaciones de los derechos humanos en la zona. A la espera de un «informe independiente», como pide el Ministerio de Asuntos Exteriores encabezado por la nueva titular Trinidad Jiménez, que pudiera desatar esa condena y la defensa inexpugnable de la población civil en el Sahara, tampoco ha quedado en buena situación un Ejecutivo que consiente que se quebrante la libertad de prensa en la zona, por parte de medios españoles, primero, y posteriormente, que Rabat elija (y luego recule) con la aquiescencia de Moncloa a los medios que deben informar o no del conflicto.
El Sahara, motivo de caos
Por otro lado, desde que se despertase el «huracán Sahara», varias han sido las contradicciones y el cruce de declaraciones por parte de miembros del Gobierno. Además de «esperar» a lo que depare la investigación, Jiménez resaltó el pasado viernes en Consejo de Ministros la importancia «geoestratégica» de las buenas relaciones con un vecino que nos ayuda a contener el fundamentalismo religioso en el norte de África, además de la inmigración ilegal y el narcotráfico. Posteriormente, se han despertado mil y un interrogantes sobre la posible existencia de un acuerdo, pacto o algo similar entre Rabat y Madrid que impida al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ponerse del lado de los saharauis, al menos al cien por cien y de forma pública. Más allá del campo de las meras especulaciones, ha habido deslices, lapsus o hecho muy desafortunados. En primer lugar, cuando Ramón Jáuregui, ministro de la Presidencia y que durante la gira reciente de Jiménez a Iberoamérica, hizo las veces de su sustituto en el Congreso para responder a una pregunta formulada por la oposición sobre el Sahara. A Jáuregui se le deslizó un reconocimiento implícito de la "soberanía" del pueblo saharaui , para matizar sus palabras minutos después, cuando ya ocupaba los titulares de los digitales.
Moratinos ya no es jefe de la diplomacia
Tampoco ha contribuido a la transparencia comunicativa el viaje de un ex ministro -que todavía ocupa vivienda de ministro- de Exteriores a Argelia en pleno terremoto mediático del asunto en el Sahara. Miguel Ángel Moratinos ya no es el jefe de la diplomacia española, alegó el PP para solicitar la explicación en el Congreso del viaje que realizó el ex ministro al Magreb la primera semana de noviembre, y reclamaron al Gobierno también la especificación de "en calidad de qué" viajó el diputado a la zona. Trinidad Jiménez y el presidente del Gobierno justificaron las gestiones realizadas por Moratinos centradas en la necesidad de evaluar si finalmente se celebraría el 21 de noviembre en Barcelona la Cumbre de la Unión por el Mediterráneo. No habrá cumbre, pero sí polémica, máxime cuando la resolución expeditiva por parte del Ejecutivo fue la de que el viaje de Moratinos no tuvo "nada que ver con el Sahara" y se hizo con el beneplácito de Zapatero. "Las especulaciones son libres, no voy a entrar a hablar sobre ellas, pero los hechos son objetivos", zanjó Jiménez al ser preguntada sobre la cuestión.
Si eran pocas las manifestaciones que sonrojaban al Gobierno en este asunto, una manifestación (sin precedentes en las formas) llevó a la calle a los "artistas de la zeja" y a dirigentes del PP, para protestar, al unísono, contra la "tibieza" del Ejecutivo socialista. Los actores que antaño defendieron al PSOE y marcharon contra la política exterior del ex Gobierno popular cambiaban su papel esta vez.
La contestación, la de la responsable de Cultura, Ángeles González-Sinde, se interpretó como una "catarsis" respecto a las manifestaciones que otrora repudiaran los mismos socialistas. Esta vez, Sinde "pidió a los que no son expertos" que no jueguen el "papel de opinar y de contribuir a la confusión" en el conflicto del Saha ra . La ministra sí acentuó que "valora mucho el compromiso" del mundo de la cultura "para defender las causas de los demás". Esto es, añadió más confusión en el horno.
Sobre ETA, al final silencio
- Batasuna, Rubalcaba ordena callar: El segundo gran tema de Estado en el que el nuevo Gobierno de Zapatero ha entrado en un gran caso y ha mostrado una grave descoordinación entre los diferentes miembros del gabinete ministerial. "Rubalcaba manda callar al Gobierno sobre el debate del final de ETA" , publicó ABC el pasado 1 de noviembre, a cuenta de un tremendo batiburrillo de dirigentes que hacían de portavoces del Gobierno. Después de que Jesús Eguiguren, presidente de los socialistas vascos, anticipase que esperaba algún anuncio en Navidades de ETA en el que comunicase que dejaba las armas, se trasladaron mensajes equívocos a la ciudadanía sobre la postura mantenida a lo largo de esta legislatura por Moncloa en materia antiterrorista. De forma pública, Rubalcaba dijo tras el Consejo de Ministros del 29 de noviembre que había habido "muchas, demasiadas" declaraciones sobre ETA. Entre ellas, habría que remitir a la realizada por el propio presidente del Gobierno el día de la remodelación, y que tanta polvareda levantó. Se están dando pasos, "que no serán en balde", dijo.
También desorden económico
-Funcionarios, salario ligado a productividad: Valeriano Gómez, el reciente ministro de Trabajo, fue preguntado solo 4 horas después, por las palabras de Manuel Chaves, al sugerir que el Gobierno estudiaba ligar el salario de los funcionarios con su productividad. Gómez no tenía ni idea, dijo literalmente, de que eso estuviese sobre la mesa. El responsable de Presidencia, Ramón Jáuregui, matizó las palabras con las que se descolgó Chaves y, en realidad, la propuesta de Chaves ya había sido aprobada por el Gobierno socialista , puesto que está recogida en el el Estatuto Básico del Empleado, según los sindicatos de la Función Pública . O sea, lo que en «sermo vulgaris», se diría que uno por otro, la casa sin barrer. -Empleo público y paro: En el terreno puramente económico, al día siguiente de conocer los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año -el número de parados bajó en 70.800 personas- este periódico informaba sobre el aumento de 90.000 empleos públicos que había logrado amortiguar el paro . -Olvido de las pensiones: El desasosiego le llegó a Valeriano Gómez cuando en el Pleno de Presupuestos celebrado esta semana saltó la sorpresa y una enmienda de Izquierda Unida se salvó del aluvión de vetos del Gobierno de Zapatero contra la congelación de pensiones. ¿La razón? Un olvido de Moncloa.
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