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Guerra y paz conyugal

Durante más de cuarenta años, la de Sofía Tolstói fue una existencia dedicada por completo a su marido. A cambio, sólo recibió reproches. Su diario refleja toda su amargura

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ANNA CABALLÉ

Una mujer de mediana edad, cabello recogido y facciones inteligentes, toma asiento cerca de la ventana, donde hay más luz, y escribe en su diario con gran rapidez. Se llama Sofía Andréievna Behrs y es hija de un médico de la corte del zar. Una mujer de acción a la que le gusta sentirse útil y sabe cómo hacerlo. Cuida de su numerosa prole (trece hijos pero dieciséis partos), da clases de música y alemán a los más pequeños, sabe coser, borda, pinta, toca el piano, patina, monta a caballo, copia (en ocasiones, como Anna Karénina , hasta siete veces) y edita los libros de su marido, controla las cuentas de la finca, atiende a la incesante corriente de invitados que siempre tiene la casa, da instrucciones a los criados, debe viajar a Moscú con frecuencia, lee y escribe. Pero, por encima de sus innumerables actividades, de la preocupación por todos sus hijos, esta mujer está pendiente de su marido todas las horas del día, con pasión no exenta de reproches .

Tolstói la necesita sexualmente y se desprecia por ello

Nada de todo ello, por desgracia, tendría relevancia (aún tratándose de una mujer excepcional) de no ser porque su marido se llama Tolstói y todo lo que rodea al autor de tantos libros imperecederos importa. Importaba mientras vivió, porque Tolstói conoció la celebridad muy pronto, y por supuesto que sigue importando desde su fallecimiento, en 1910. Sofía Tolstaia moriría nueve años después, logrando imponerse a la maraña de intereses que habían ido tejiendo a sus espaldas , en la última etapa de vida del escritor, algunos seguidores, los tolstoianos, a los que ella llama en su diario «los oscuros»: «charlatanes ociosos, gandules sin educación», «gentuza» que entra en su vida distanciándola de su marido, ya anciano y agobiado por el peso de una conversión espiritual que le obliga a verse a sí mismo como un ejemplo de vida. La historia es muy conocida, especialmente a raíz de la magnífica película La última estación , en la que una prodigiosa Helen Mirren interpreta el papel de Sofía Tolstaia. Después de leer la amplia selección de los diarios propuesta por Fernando Otero Macías y José Ignacio López Fernández, creo que la actriz inglesa no podía haber hecho una interpretación más inteligente, sutil y profunda de su figura.

Los viejos hábitos

El escritor no soporta el carácter fuerte y expansivo de su mujer

He aquí el caballo de batalla del matrimonio por espacio de más de cuarenta años: la disparidad de sus puntos de vista sobre él. Tolstói es un hombre que mantiene una actitud ambivalente hacia su mujer: la necesita sexualmente tanto como se desprecia a sí mismo por sentir esa necesidad. Y ella, con embarazos, partos y amamantamientos continuos, quiere pensar que hay un amor trascendente, un refinamiento afectivo, detrás de tanto sacrificio por su parte.

Intensa voluptuosidad

Sofía queda marcada por la lectura, en el diario de su marido, de sus relaciones sexuales, promiscuas y apasionadas, antes del matrimonio , y a menudo lo leerá furtivamente buscando los motivos de su actitud irascible. Mientras, el autor de Guerra y paz no soporta el carácter fuerte y expansivo de su mujer: la querría sumisa y ella no lo es. A veces la naturaleza estalla en intensa voluptuosidad y ambos se estremecen de deseo, pero las disputas son constantes, resintiéndose también la madurez emocional de los hijos. Los que sobreviven, porque al dolor de darles la vida, Sofía debe añadir el de ver cómo mueren a diferentes edades.

«Los oscuros», así llama Sofía a quienes la distanciaron de su marido

Todos los elogios quedarían pequeños ante la integridad de una mujer que dejó en su diario un testimonio conmovedor del apasionado vínculo que la unió a su marido, sin por ello renunciar a su anhelo de ser y sentirse ella misma. Y lo dejó al alcance de las generaciones venideras (como hizo con su autobiografía) porque ella también tenía algo que decir sobre Tolstói y su mundo. Aquí está (al menos en parte).

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