Qué inmenso error
Marruecos ha cometido en la última semana uno de los mayores errores estratégicos de su historia. Hasta el momento su política con el Sahara le había dado un resultado óptimo. Veíamos un constante gotear de miembros del Frente Polisario que abandonaban las filas rebeldes para sumarse a las tesis marroquíes sobre la antigua provincia española. Los acampados a las afueras de El Aaiún no eran seguidores del Polisario, ni independentistas de ninguna otra obediencia. Reivindicaban una mejora en sus condiciones de vida. Es decir, eran pasto fácil en el que prender la llama de la rebelión contra Rabat, mas eso no había ocurrido cuando se desmanteló el campamento y causó un número de muertos difícil de precisar. Con toda probabilidad, los avances de los últimos 35 años de la posición marroquí entre las tribus saharauis se desbarataron con ese asalto.
Marruecos, que tiene un historial en materia de derechos humanos menos criticable que cualquiera de sus vecinos mogrebíes, ha actuado con una torpeza que desbarata todo logro en la materia a ojos de la opinión pública española.
El 5 de mayo de 1997 tuve el privilegio de realizar al hoy Rey de Marruecos la primera entrevista política que concedía en su vida. Demostró querer emular lo mejor de su padre, que dio a Marruecos una posición envidiada por sus vecinos. He seguido su reinado con interés profesional y no me ha importado discrepar de tantos al elogiar evidentes avances en Marruecos. En especial la mejora de los derechos de la mujer, la denuncia de los excesos en el reinado de Hassán II y la mínima mejora en la alternancia partidista en el Gobierno. Pero la actuación marroquí en el desmantelamiento del campamento saharaui y la censura a los medios de comunicación españoles es un inmenso error del que costará recuperarse a Mohamed VI.
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