Las elecciones de 2011, test para la continuidad del pacto vasco
Si los proetarras van a los comicios, se rompe; si el PSE pacta con el PNV contra el PP, se rompe
Los comicios autonómicos, locales y forales de 2011 se han convertido en un auténtico test para la continuidad del pacto PSE-PP en el País Vasco, detalle que no se le escapa al lendakari, Patxi López. Son dos las «pruebas de fuego» que pondrán a prueba la solidez de dicho acuerdo histórico: la presentación de los batasunos a estos comicios o el ensayo de fórmulas postelectorales entre el PSE y el PNV en detrimento del PP.
Lo primero no está, sin embargo, en manos de López, sino de Interior y de los jueces, aunque el pacto vasco se sustenta precisamente en la derrota etarra, sin paliativos ni atajos y, hoy por hoy, el lendakari no ha dado muestras de flojear en dicho empeño ni de dejar de ser exigente con sus «hermanos mayores» del Gobierno central.
La segunda condición ya no está tan clara, lo que provoca recelos en el PP vasco, que ha quedado lejos de ver cumplidas algunas de sus reivindicaciones a pesar de ser parte del sostén parlamentario de López. Y es que el acuerdo de 2009 pasaba por el compromiso, no escrito, de promover el desalojo del PNV de la presidencia de la Diputación Foral de Álava, donde los populares resultaron ser la fuerza más votada. La falta de apoyo socialista motivó que los nacionalistas se hicieran en 2007 con la presidencia de la misma, situación que tres años más tarde no ha cambiado.
«El límite del pacto son las locales y forales porque si nos la pegan, se acabó», afirma tajante un alto dirigente del PP vasco. Y es que no se trata tanto de que ambos partidos concurran a las elecciones en una especie de tácita coalición postelectoral —aspecto éste que intentará «vender» electoralmente el PNV— como que se les respete aquellas diputaciones o ayuntamientos donde sean los más votados. En este sentido, admiten no tenerlas todas consigo «porque a veces el PSE se achanta ante el PNV», denuncian.
Los populares creen tener margen de maniobra suficiente y espacio propio para desarrollar la campaña electoral del año que viene, y es que el pacto de Zapatero con el PNV «nos abre hueco».
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