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«En 2015 podremos vacunar de malaria a diez niños por el precio de un refresco»

ENTREVISTA Manuel Patarroyo, padre de la primera vacuna antimalaria

ESTHER ARMORA

Tenía sólo nueve años cuando Manuel Elkin Patarroyo decidió, tras leer un tebeo, ser «descubridor de vacunas». El título de la publicación prometía: «Luís Pasteur, benefactor de la humanidad y descubridor de vacunas». Más de medio siglo después, el científico colombiano, que ha pasado a la historia por dar con la primera vacuna sintética contra la malaria —en 1987—, está convencido de que dentro de 20 años, cuando sea un octogenario, habrá conseguido ganar el primer pulso definitivo a la enfermedad. De momento, ha dado con una vacuna de alta eficacia, que estará lista en cinco años. «En 2015, podremos vacunar a diez niños contra la malaria por el precio de un refresco», afirma en una entrevista a ABC con motivo de su conferencia en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid.

—Tiene a punto una nueva vacuna altamente eficaz contra la malaria (95%). Por ahora, se ha experimentado en monos, ¿cuál es la posibilidad de que funcione en humanos?

—Hay prácticamente todas las garantías porque el sistema inmunitario de los monos con los que hemos experimentado y los humanos es casi idéntico. Los estudios clínicos arrancarán en otoño de 2011 y los resultados serán rápidos. En cinco años podremos empezar a vacunar.

—¿También va a regalarla a la OMS, o no va a ser tan altruista?

—No la voy a dar; tampoco a vender. Un grupo de amigos adinerados y yo crearemos un consorcio para producir y distribuirla por todo el mundo.

—¿Será gratuita?

—En el peor de los casos costará 20 céntimos de euro.

—¿Cuánto tardará en llegar a los 2.500 millones de personas que viven en las zonas de influencia de la enfermedad?

—Calculo que unos 15 años más. O sea, dentro de unos veinte, cuando cumpla 80 años, habré ganado el primer pulso a la enfermedad.

—¿Qué apoyo ha recibido para la investigación?

—Mi investigación prosperó gracias a la financiación de organismos españoles cuando el gobierno colombiano me quitó la subvención. Les debo todo a la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo y a la obra social de Caja Navarra.

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