Sarah Palin: «Lo que este gran país necesita es un poco del viejo 'reaganismo'»
Ante las legislativas del 2 de noviembre, Obama no consigue movilizar la coalición electoral que le llevó a la Casa Blanca

A ocho días de las legislativas que marcarán un antes y después en la era Obama -y con Sarah Palin en el papel de abanderada- el Partido Republicano espera capitalizar en las urnas todo el profundo descontento popular generado por la peor crisis económica sufrida por Estados Unidos desde la Gran Depresión. Y sin que el ocupante de la Casa Blanca esté consiguiendo recrear a favor de los demócratas la victoriosa coalición electoral que le llevó al poder hace dos años.
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En su papel de animadora en jefe del movimiento conservador americano, Sarah Palin se ha aparecido este fin de semana en Florida para invocar la figura de Ronald Reagan como modelo de las políticas liberales necesarias para recuperar la prosperidad perdida. Según ha recalcado la ex gobernadora en un multitudinario mitin celebrado en Orlando, "lo que este gran país necesita es un poco del viejo 'reaganismo'".
Palin ha reiterado que las elecciones del 2-N son un referéndum sobre la gestión de Obama
Esta receta, a juicio de la heroína del "Tea Party", supone "menos impuestos, menos intrusismo e intentar hacer demasiado por parte de los poderes públicos, un gobierno más pequeño y más inteligente". Con reiteradas críticas a iniciativas de la Administración Obama como la reforma sanitaria y las inversiones de estímulo económico con un impacto limitado en la creación de empleo.
Según Palin, los americanos quieren "una nación segura tanto física como fiscalmente" y los demócratas deberían empezar por pedir perdón a los millones de trabajadores desempleados. Ataques que no caen en saco roto precisamente en lugares como Florida con una tasa de paro del 11 por ciento, superior a la media nacional. Además de ser uno de los epicentros del fiasco inmobiliario sufrido por Estados Unidos.
Con el intacto morbo político de su propio candidatura presidencial en el 2012, Palin también ha reiterado la idea de que las elecciones del 2 de noviembre son un referéndum popular sobre la gestión del presidente Obama. A su juicio, "nuestro gobierno y nuestro país se encuentran realmente perdidos... pero nada que no se puede arreglar con una buena elección al viejo estilo".
A la hora de explicar el presentido vuelco político a favor de los conservadores, el diputado John Boehner -con todas las papeletas para arrebatar a la demócrata Nancy Pelosi el puesto de "Speaker"- ha insistido en que "si el senador Scott Brown fue capaz de ganar en un lugar como Massachusetts, no existe un sólo escaño en Estados Unidos que los republicanos no puedan ganar en esta legislativas".
Las proyecciones electorales atribuyen al presidente Obama a una doble ración de castigo en las urnas con respecto a la media de sus antecesores desde la Segunda Guerra Mundial. Es decir unos cincuenta escaños en la Cámara Baja y unos ocho puestos en el Senado. A pesar de todo el activismo y las ambiciosas reformas no vistas en Washington casi desde la década de los sesenta.
El mapa electoral de Obama en 2008 parece haberse encogido
Dentro de su intensa campaña en respaldo a sus candidatos en apuros, ya sea con mítines o recaudación de fondos, Obama viene insistiendo en que el 2 de noviembre no es un referéndum sobre su trabajo sino una oportunidad para no volver a los errores del pasado. A su juicio, los republicanos "están apostando por la amnesia". Según el presidente, los votantes de Estados Unidos tienen la opción bien clara de retornar a las políticas económicas "que nos han llevado a este desastre".
Con todo, el mapa electoral que Obama expandió magistralmente en el 2008 para ganar las presidenciales parece haberse encogido bastante. Sin indicios de reactivar la estrategia de plantar batalla a los republicanos en todos los Estados de la Unión y ganar terreno en jurisdicciones tradicionalmente conservadores.
Para no perder hasta la camisa, los demócratas se están concentrando entre los segmentos del electorado donde el atractivo de Obama se mantiene más robusto : minorías raciales, jóvenes, mujeres y todo el voto más educado que generan los extrarradios urbanos de Estados Unidos. La Casa Blanca incluso juega la carta de la nostalgia, con un presidente que no duda en pedir ayuda para "terminar lo que empezamos" hace dos años.
En contraste, los republicanos contemplan estas elecciones como una resurrección en parte gracias al entusiasmo generado por el "Tea Party", que según las encuestas cuenta con las simpatías de casi un 20 por ciento del electorado americano. Como ha recordado el diputado Greg Walden de Oregon: "Hace sólo veinte meses, los republicanos eramos vistos como el moho, algo realmente no vivo pero que tampoco se podía matar. Ahora hemos vuelto".(
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