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ABC Cultural

Buenismo, pero del bueno

FEDERICO MARÍN BELLÓN

HÉROES HHH

Dirección: Pau Freixas. País: España. Año: 2010. Duración: 112 min. Actores:Eva Santolaria, Àlex Brendemühl, Emma Suárez, Lluís Homar, Nerea Camacho, Ferran Rull, Álex Monner, Mireia Vilapuig.

Recuperen el deuvedé de la prodigiosa «Cuenta conmigo», sumen un «Verano azul» sin Chanquete y añadan el olor a los anuncios de Casa Tarradellas y... voilà, ahí está «Héroes». El encuentro entre un publicista yuppi —existen todavía, ¿verdad?— y una autoestopista soñadora no es más que el preámbulo para mostrar en un montaje a dos tiempos ese verano inolvidable que los más afortunados quizá recuerden. En todo caso, la generación Nocilla podrá echar mano de la nostalgia, la real y la que reprueba Sabina, la de aquello que nunca jamás sucedió, para subirse al tiovivo de emociones que propone esta película «buenista», en el buen sentido de la palabra (o en el menos malo). El truco es lícito y funciona casi sin sobresaltos, aunque a Freixas se le va un poco la mano con la música y subraya en exceso algunos momentos de ternura. No cabe achacarle el empleo del catalán, decisión poco comercial, paradójicamente, de los que pusieron el dinero. En su revival nostálgico, el director nos ahorra obviedades y el lado kitsch de los ochenta, y tiene el buen gusto de esconder el siempre socorrido televisor, que para algo estamos en un campo sin enchufes. El trabajo de los actores es notable, en especial el de los siempre complicados niños. La chavalillla es un portento y los otros no le van a la zaga. De los mayores, Alex Brendemühl destaca en un papel que parece lo contrario de la personalidad del actor. Eva Santolaria sufre la paradoja de que quizá se parece más a su personaje. Pero los protagonistas son los chicos, sus sueños, su iniciación a la vida y a la muerte y su recreación de aquel verano de verdad memorable que nos contó Rob Reiner en 1986.

No habría sido un mal guiño despedir la cinta con la versión en español del «Stand by me» («Rogaré por ti», tradujeron con desparpajo) que cantó Bruno Lomas. El plan B consistía en que el departamento de marketing sucumbiera a la tentación de sacar una tabla de fuet o una pizza en la última charla que le suelta la abuela (que no es Rosa María Sardá) a los niños. A esas alturas, el espectador ya tenía material de sobra para salir del cine más feliz de lo que entró.

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