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Otras cuentas con los pies de barro

El optimismo de las previsiones de crecimiento y empleo siembran dudas sobre la reducción del déficit

YOLANDA GÓMEZ

El escenario sobre el que el Gobierno ha elaborado sus previsiones de ingresos y gastos —con un crecimiento de la economía del 1,3% que duplica la media estimada por el consenso de los analistas y de los organismos internacionales— son la principal duda que despiertan estos cuentas públicas en el ámbito económico.

La vicepresidenta Salgado hizo hincapié ayer en que el cálculo de las cifras de ingresos se ha realizado de manera muy prudente, de modo que se podrían mantener aunque la economía creciera algo menos. Pero no son solo los ingresos, apuntan los analistas. También los gastos de desempleo están, a juicio de la mayoría de los expertos, minusvalorados, ya que se prevé una ligera reducción respecto a 2010, cuando salvo el Gobierno, el resto de organismos creen que el próximo año las cifras de parados seguirán creciendo.

Esta situación, que vuelve a convertir a los Presupuestos de 2011 en unas cuentas con los pies de barro, genera dudas sobre el cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit público, a menos que se apliquen medidas extraordinarias, el ya conocido como Plan B, que ha exigido tanto el Banco de España como el Fondo Monetario Internacional. La ministra no habló de Plan B, pero insistió en su compromiso con la reducción del déficit y la aplicación de las medidas que sean necesarias para cumplirlo.

Y es que en un tono realista Salgado reconoció que para superar la crisis «no caben atajos ni milagros» y que el único camino es reducir el déficit y completar las reformas emprendidas. Y entre ellas destacó la reforma de las pensiones, el establecimiento de un modelo energético para el futuro y los cambios en las políticas activas de empleo y la negociación colectiva.

La ministra de Economía aprovechó también su intervención para dirigirse a los pensionistas y recordarles que pese a la congelación de sus prestaciones, en 2011 recibirán unos 2.000 millones más por la desviación del IPC de este ejercicio 2010, lo que supone una media de unos 250 euros por pensionista. Y es que la ley obliga a mantener el poder adquisitivo de las pensiones. En enero las prestaciones subieron un 1% y como el IPC ya duplica esta cifra, el Estado tendrá que dar una paga a los pensionistas para compensarles por la diferencia entre lo que subieron sus pensiones, y lo que ha subido la inflación. Además, este incremento queda consolidado para el próximo año. En todo caso, el dato que se utiliza para calcular la desviación es el de noviembre, por lo que habrá que esperar para saber la cifra exacta.

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