«Los nacionalistas tienen más sentido de Estado que el PP»
«Hay que reformar el sistema público de pensiones cuanto antes, pero intentaremos generar un amplio consenso porque el tema lo requiere»
A José Blanco (Palas de Rei, Lugo, 1962) le hubiera gustado ser ministro de Fomento. Pero el déficit, Bruselas y los forzosos ajustes no le están dejando. Blanco ya ejerce de ministro político: ha desempolvado su faceta como referencia del partido y gana peso como veleta económica del Gobierno. Lleva desde el año 2000 dictando el estribillo de las coplas socialistas y, no en vano, cada una de sus frases se convierte en consigna. ¿Sobre pensiones? «No reformar el sistema es dar vía libre a su deterioro». ¿Sobre la crisis? «No hay salida sin reformas, ni reformas sin costes». ¿Sobre las infraestructuras? «El ritmo de inversión pública actual es insostenible». Pero esto es solo un avance.
—España no sale bien parada en las previsiones económicas internacionales. ¿Podrá cumplir con el objetivo de déficit?
—Debo confesar que soy un agnóstico de las previsiones económicas. Lo que sí tengo claro es que no hay salida de la crisis económica sin reformas. Ni reformas sin costes. Ésa es la hoja de ruta del Gobierno: cumplir con los objetivos de déficit público y hacer las reformas necesarias para ello. Solo ese camino nos llevará a la recuperación. No hay más opciones. Ni planes B.
—Pero los economistas afirman que las previsiones de ingresos están infladas. ¿Estaría dispuesto el Gobierno a subir los impuestos?
—Cumplir con el objetivo de déficit es una decisión a la que el Gobierno no va a renunciar. Pase lo que pase. Y si para ello hay que tomar medidas que ahora no contemplamos, las tomaremos. Pero la realidad es que, hasta la fecha, la recaudación va por encima de las previsiones. No hay elementos para desconfiar.
—No parecen pensar así ni los mercados, ni la oposición, ni muchos expertos...
—El problema de algunos es que creen que reformar es contestar a todo con vaguedades o un «no». Yo siempre digo que si la crisis se resolviera con lugares comunes y palabras vacías, Rajoy sería ya el Premio Nobel de Economía.
—Finalmente el Gobierno ha conseguido sacar adelante los Presupuestos de la mano del PNV y sin el PP.
—Es una muy buena noticia para la economía española. Una vez más, un partido nacionalista ha demostrado más sentido de Estado que el Partido Popular. Ahora, lo que más necesita el país es aprobar unos Presupuestos que son imprescindibles para reducir el déficit público, fomentar la confianza y garantizar la protección social.
—Hablando de protección social, ha llegado la hora de la reforma del sistema público de pensiones.
—Yo siempre pongo un ejemplo: mi abuelo cobró la pensión durante cinco años. Sin embargo, mi padre lleva ya 21. Es evidente que tenemos que hacer algo. No podemos quedarnos de brazos cruzados y no asumir nuestra responsabilidad con las generaciones futuras. Soy consciente de que es muy complicado, pero no hacerlo es dejar vía libre al deterioro del sistema. Hace falta un pacto de Estado.
—¿Y qué plazo se han dado?
—Lo mejor sería hacerlo cuanto antes, pero no se puede hacer lo imposible. Intentaremos generar un amplio consenso porque un tema crucial como este así lo requiere. Además, no podemos decidir en solitario porque no tenemos mayoría suficiente en las Cortes.
—El PP ha dicho que no negociará hasta que no se descongelen las pensiones...
—El PP piensa más en las elecciones que en las pensiones. Y está haciendo un planteamiento muy irresponsable. Es lo que yo llamo la cuadratura del círculo: Rajoy quiere recaudar menos, gastar más y reducir el déficit. Y eso no es posible ni aunque se abrace a la Virgen de Lourdes. Simplemente es imposible. Sobra oportunismo y falta responsabilidad.
—¿Pero hay margen para subir las pensiones?
—Ya hemos subido las mínimas a más de 3 millones de pensionistas pero daríamos muy mala imagen al mundo si lo extendiéramos. Y, sinceramente, no creo que por ello se fuera a alcanzar el acuerdo. El PP no está por la labor. Se lo han jugado todo a la crisis y quieren cobrar su apuesta cuánto antes. ¡No vaya a ser que llegue la recuperación! Eso sería inversamente proporcional a sus objetivos electorales.
—¿Y si no se llegara a un acuerdo con el Partido Popular?
—Si no es posible alcanzar un consenso amplio tendremos que buscar una mayoría suficiente que posibilite la reforma, aunque no sea tan amplia. Y si tampoco es posible esta mayoría, pues no se podrá asegurar el futuro de las pensiones. Y que cada cual responda de sus actos.
«Si hace falta, sacaremos adelante el proyecto de pensiones con una mayoría suficiente»
—Ya dentro de su Ministerio, el tiempo aprieta para evitar la quiebra de algunas radiales...
—Bueno, éste es un problema heredado que surgió con las expropiaciones de los terrenos y al que ahora hay que añadir una mala planificación de los flujos de tráfico. El ejemplo más claro es la autopista entre Madrid y Toledo: tenía unas previsiones de 17.000 vehículos al día y la realidad es que casi no llegan ni los 2.000. Estamos intentando garantizar el equilibrio financiero mediante un diálogo múltiple con las empresas y Bruselas. Pero la verdad es que aún no tenemos la solución.
—¿Qué responsabilidad tiene el Estado en caso de que alguna empresa se declare en suspensión de pagos?
—El Estado tiene la última palabra. Pero mi intención no es, en absoluto, refundar la empresa nacional de autopistas. Sería desastroso, pero he de reconocer que es un riesgo que, por una mala planificación, está ahí.
—¿Habría que sufragar el desfase con dinero público?
—Eso está descartado porque aumentaría el déficit. No hay estimación concreta del agujero, pero desde luego requiere muchos recursos.
—En las infraestructuras, ¿habrá que imponer la máxima de quien las usa, las paga?
—España debe hacer una reflexión, a poder ser precedida de un debate racional y no demagógico o pasional, sobre si las infraestructuras deben pagarlas los usuarios o el conjunto de los ciudadanos vía impuestos. La realidad está clara. No podemos mantener el ritmo de inversión pública actual. Fue posible gracias a los fondos de cohesión. Pero eso ha llegado a su fin. Fomento invierte en la conservación de carreteras en torno a 1.200 millones de euros al año. El mantenimiento de cada kilómetro de alta velocidad cuesta 100.000 euros al año. Y eso si es una vía normal, si está en túnel asciende a 180.000 euros. Estamos hablando de mucho dinero. Y no es sostenible tal y como está planteado ahora. En todo caso no tengo previsto implantar ningún peaje en esta legislatura. Es un tema que debe insertarse en una estrategia global para asegurar las cuentas públicas.
—¿Qué opina de la «euroviñeta»?
«Cumpliré con el acuerdo que firmé con los controladores»
—En lo sustancial, creo que conseguimos parar el golpe. Me explico. La postura de España estaba meridianamente clara: el actual contexto de crisis económica, que tanto ha afectado a nuestro sector del transporte, no es el más propicio para tomar una medida de estas características. Por eso mostramos nuestra oposición a la medida que, ciertamente, sigue adelante, pero muy rebajada. Lo importante, y eso es lo que quiero transmitir a los transportistas españoles, es que, tal y como me comprometí, en esta legislatura no se va a implantar la «euroviñeta» en España. Más aún, en la hipótesis de que se aprobara tal como está, que para eso queda todavía un largo trámite, tampoco va a ver la luz en un futuro próximo. Primero habría que transponer esa norma en España y no tengo ningún interés en hacerlo.
—¿Y los controladores? ¿Se avecina un nuevo capítulo de la crisis?
—En verano suscribimos un acuerdo, que cumpliré, muy positivo y esperamos seguir por este camino. Solo espero que nuestra predisposición se corresponda también con la suya.
—¿Para cuándo el fin de la crisis?
—Cuando todas las reformas estén en marcha estaremos entre las economías que crecerán con más fuerza. Pero no hay que creer en los milagros económicos.
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