La otra colección Thyssen, en Gijón
Francesca Habsburgo-Lorena inauguró «Pasajes», su primera exposición
«“Pasajes” hace referencia a todos los umbrales que uno cruza a lo largo de la vida». Con estas palabras, Francesca de Habsburgo-Lorena, Francesca Thyssen hasta que cruzó su vida con el nieto del último emperador de Austria, trataba de explicar ayer en Laboral Centro de Arte, en Gijón. que la exposición con la que presenta en España su colección, «la otra colección Thyssen», es una invitación a emprender una expedición, pero no solo por la geografía de un lugar, también por su tiempo. Por eso la monumental pieza del británico Cerith Wyn Evans saluda al visitante como si de una puerta a otra dimensión se tratara. Sus cuatro columnas, casi griegas de estructura (mirada al pasado), recurriendo a todo un imaginario colectivo en torno al viaje espacial (futuro) y mutando toda la faz del vestíbulo de Laboral, son la primera prueba de que tras ellas empieza un viaje nada común. Una travesía que sólo ha hecho que empezar, porque, como anunció la heredera Thyssen, éste es sólo «el primero de una serie de proyectos que haremos juntos».
«Pasajes. Viajes por el híper-espacio», continúa con una instalación del danés Olafur Eliasson, que permite al espectador jugar con la proyección de su propia sombra multiplicada sobre la pared por un espectro multicolor. El juego es esencial en el recorrido expositivo, como lo son la sorpresa y el humor. «Todas las piezas lo llevan implícito, igual que todas ofrecen un mensaje singular, que va más allá de la pura atracción física de sus formas», explica la hija del barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza.
El muro atravesado por un proyectil que detiene sus cascotes en el espacio, como una foto fija es un ejemplo claro. Una parada en el viaje que firman los hermanos Castillo, conocidos como Los Carpintero. Su obra «Frío estudio del desastre» nunca hasta llegar a Laboral había estirado su explosión tan lejos. «Este espacio ha permitido que dupliquemos el impacto», decían sus creadores, enmarcando sus palabras con la triple pantalla gigante de Haluk Akakçe, una artista turca que enfrenta su máxima sensibilidad en una sinfonía de imágenes, casi orgánicas que simulan, según su autora, «una especie de ciber-edén». Su título, «Ilusión de la primera vez». Sus coordenadas, «la magia de lo femenino», según Francesca Thyssen, que asegura que en algo se tenía que notar que la coleccionista es mujer.
Cada una de las piezas, veinte en total, ha sido seleccionada por su capacidad para provocar «una reflexión sobre la relación entre el ser humano y las cosas», para permitir «un paseo diferente», en palabras de Benjamil Weil, comisario jefe de Laboral y uno de los responsables técnicos de la muestra, junto con Daniela Zyman (responsable asimismo de la colección Thyssen-Bornemisza Art Contemporary).
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