Explosión de vida
El primer inventario de la vida marina concluye tras diez años de arduo trabajo de 2.700 científicos

Desde los orígenes de la humanidad, nuestro trato con el mar ha transcurrido durante milenios con un conocimiento muy reducido de la vida oceánica, limitado únicamente a las costas y a las superficies de los mares en los que nuestros barcos osaban aventurarse. Las visitas a nuevas y más profundas aguas nos revelaban regularmente inesperadas y extrañas formas de vida. Actualmente, las detalladas cartas de navegación, los mapas minuciosos del lecho marino y los pronósticos sobre tormentas ponen de manifiesto un mayor conocimiento de la física del océano y de la vida marina, pero ésta aún nos sigue sorprendiendo. En Australia, los investigadores han encontrado un camarón que se creía extinguido hace 50 millones de años. Frente a la costa de Mauritania, en África, se han hallado restos de corales de agua fría que se extienden a lo largo de más de 400 kilómetros, en aguas a 500 metros de profundidad, en uno de los mayores arrecifes del mundo. Cerca de Chile se han encontrado alfombras gigantes de microbios que cubren una superficie del fondo marino del tamaño de Grecia o Nicaragua.
Científicos de 80 países
Son sólo algunas de las especies que los científicos han incluido en el primer Censo de la Vida Marina, hecho público ayer en Londres, y que ha contado con un presupuesto de 650 millones de dólares (unos 475 millones de euros). Han sido diez años de arduo trabajo, en la que 2.700 científicos de 80 países invirtieron más de 9.000 días en 540 expediciones oceánicas logrando finalmente elevar la cifra de especies marinas catalogadas hasta las 250.000. Pero los océanos siguen siendo grandes desconocidos, pues se estima que son más de un millón las especies que habitan en nuestros mares. «La era de los descubrimientos continúa», dijo ayer Ian Poiner, presidente del Comité de Coordinación del Censo.
Y es que, como dijo Poiner, esta gigantesca tarea está solo en sus primeras fases. Como recuerdan los investigadores responsables del censo, en Europa el 10 por ciento de las especies (sin contar los microbios) aún están por describir, una cifra que aumenta al 38% en África del Sur, el 60% en la Antártida, 70% en Japón y al 80% en Australia.
Los resultados del censo ponen además de manifiesto que los océanos son más diversos y están más conectados entre sí de lo que se pensaba hasta ahora. La diversidad queda demostrada por los casi 30 millones de observaciones de 120.000 especies, organizadas bajo el Sistema de Información Biogeográfico del Océano (OBIS), la mayor base de datos marinos del mundo. El seguimiento de las rutas de migración y la comprobación de la ubicuidad de especies en aguas de todo el mundo reflejan la conexión entre los océanos. Si bien la comparación de este inventario con documentos antiguos que se refieren a la riqueza inagotable de nuestros mares muestran un declive generalizado de la abundancia marina.
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