Hallada una obra desconocida de Bruegel el Viejo
«El vino en la fiesta de San Martín» constituye uno de los hallazgos artísticos más importantes de las últimas décadas

Es uno de los descubrimientos artísticos más relevantes de las últimas décadas. A las poco más de cuarenta obras autógrafas reconocidas del artista flamenco Pieter Bruegel el Viejo en todo el mundo, se suma desde ayer una más, «El vino en la fiesta de San Martín», la de mayor tamaño que se conserva del maestro (148 por 270,5 centímetros). El impresionante cuadro (sarga al temple de cola), propiedad de una colección particular española, cuyo nombre aún no ha trascendido, podría pasar a engrosar en breve el patrimonio español.
Esta tarde, la ministra de Cultura anunciaba en el Prado su voluntad de colaboración para que la obra se quede en este museo . Tiene todas las papeletas: una opción de compra sobre la pintura, y los informes favorables del Patronato del museo y de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio. Es de suponer que tampoco serán un escollo, a pesar de la crisis, los 7 millones de euros que pide el propietario. Oportunidades como ésta no entienden de crisis y no se pueden desaprovechar. Dicen los expertos que en el mercado podría triplicar fácilmente ese precio.
De la colección del duque de Medinacelli
En 2002 una obra de este artista, pero de un tamaño muchísimo más reducido que ésta, el pequeño tondo «Borracho en la cochiquera», se subastó en Sotheby's de Londres por más de 5 millones de euros. Y otro dato que revela la calidad e importancia de esta pintura. Se sabe que está en España al menos desde 1702. Perteneció a la colección del IX duque de Medinaceli, que probablemente la adquirió en Italia (fue embajador en Roma y virrey en Nápoles). En el inventario de esta colección estaba valorada en 8.000 reales. «Las Hilanderas», de Velázquez, en la misma colección, en 3.000. Es probable que en su día también perteneciese a la colección Gonzaga.
«El vino en la fiesta de San Martín» lleva desde noviembre de 2009 en el Prado . Llegó al museo a través de Sotheby's como atribuido a Bruegel el Viejo. Tras los estudios pertinentes (radiografías, infrarrojos...) se confirmó su autoría, que ha sido avalada por los mayores especialistas internacionales. Y, por si quedaba alguna duda, el pasado día 6 apareció la firma del maestro (BRVEGEL), además de los restos de la fecha en números romanos (M D L) durante la restauración de la obra, que lleva a cabo Elisa Mora.
Pilar Silva , jefa del Departamento de Pintura Española, Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Prado, que firma el informe junto a Gabriele Finaldi , director adjunto del museo, aún recuerda la emoción de aquel día. Ella misma confirma a ABC que apenas se ha restaurado un tercio de la obra (se ha limpiado la superficie y se ha retirado el barniz de poliéster, con lo que se han ido recuperando los colores originales) y que los trabajos aún se prolongarán un año: «Está con las vergüenzas al aire; no es normal que se enseñe así un cuadro».
De cerrarse la compra, como se prevé, se sumaría a la única obra de Bruegel el Viejo que hay por el momento en las colecciones públicas españolas: la tabla «El triunfo de la muerte», que se halla en el Prado. Hubo en España otra obra más de este artista, «La torre de Babel», que perteneció a la Reina Isabel de Farnesio y hoy en el Museo Boymans de Rotterdam. De las 40 obras atribuidas con certeza a Bruegel el Viejo, solo dos se hallan en manos privadas: «La siega de heno» (Colección Lobkowitz de Praga) y «Borracho en la cochiquera» (colección particular de Nueva York). A ellas habría que sumar ahora esta tercera, aunque esperemos que siga en manos privadas por muy poco tiempo.
Pieter Bruegel el Viejo murió muy joven en 1569. Las pinturas autógrafas que se conservan apenas fueron realizadas en una década (1557-1568). El Prado cree que la obra descubierta estaría fechada entre 1565 y 1568. Es prácticamente desconocida: la menciona Matías Díaz Padrón en un artículo en 1980. La composición se conocía por un grabado que la muestra al revés. Esta obra es una sarga (está pintada con temple de cola sobre una tela sin preparación), lo que la hace especialmente frágil. Se conservan muy pocas. Según el informe técnico, «apenas se presenta dibujo adyacente y su estado de conservación no es perfecto. Ha habido pérdidas en toda la superficie y la vasta forración que sufrió en el siglo XX ha causado deformaciones en el soporte original que distorsionan algunas figuras».
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