Del Vogue a la picota alemana
De la Vega y Pajín, indignadas por el artículo del «Frankfurter» que critica su «fashionmania» de marca cara

«Es completamente irrespetuoso, ofensivo, intolerable y antiguo». Con estas palabras calificó ayer la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el reportaje de domingo publicado en el diario alemán «Frankfurter Allgemeine Zeitung» bajo el título «Las muñequitas de la moda de Zapatero». En él se sorprende de la tendencia a un «estilismo» ostentoso y las «marcas caras» de las ministras de un país al que no le llega la camisa al cuello.
El diario de referencia alemán traza el origen hasta el posado que «Fernández de la Vogue» (sic) fraguó en su día con el resto de las ministras de Zapatero —a las que describe como «socialistas fashionistas»— para esa revista de moda. Si la fiesta en España se ha acabado ¿porqué ése esmoquin de Chacón y unas ministras que parecen siempre ir a un cóctel? ¿Son las «starlettes de la democracia»?, cuestiona.
«No se puede tolerar que a una mujer se la insulte por el hecho de ser mujer», ha reaccionado Leire Pajín ante un artículo que, al preguntarse si tanto «chic» busca votos, barrunta si el votante de izquierdas en España se guía por el «Vogue». El autor extiende también sus críticas al progresivo atildamiento de homólogos como José Blanco, Caldera o Zapatero, a quien salva en cuestión de planta y corte, no entendiendo por tanto el desliz gótico con sus hijas, en la foto con Obama. Pero como alemán, el corresponsal yerra al creer que los socialistas españoles, antes de ingresar en los palacios del poder, vestían antes en la fábrica el «atuendo sindical.
El «Frankfurter» repasa el estilo «serranero» de una ministra como Trinidad Jiménez, que «busca acercarse al pueblo»; el folk anacrónico de González-Sinde; el ostentoso «fashionismo» de varias ministras y el exagerado maquillaje de Bibiana «papá ¡que soy ministra!» Aído, cuyo estilo ve afectado tal vez por su anterior promoción del flamenco.
El balance, de las ministras de la cuota-es-bella, va de lo «mono» a lo hiriente. Pero tampoco de los ministros olvida el diario que los hay que han tenido redaños hasta para acudir a tertulias televisivas entendidas por todos como la telebasura.
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