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Gaitas, Boyle y mucha emoción

Una expectación sin precedentes y un recibimiento mucho más caluroso del esperado acogieron ayer al Papa

E. J. BLASCO

La BBC fue la primera sorprendida. «Aquí hay un verdadero sentido de celebración y entusiasmo», proclamó el locutor de la BBC al comienzo de la retransmisión de la misa celebrada ayer por la tarde en Glasgow. Algo más de 70.000 personas se congregaron para asistir a la ceremonia, formando una multitud que blandía banderas vaticanas y de Escocia y se volcaba en muestras de cariño hacia el Papa.

«Nunca había visto tantos flashes de móvil en mi vida», aseguró Huw Edwards, el presentador de mayor prestigio de la BBC, cuando el papamóvil atravesó la multitud. Esta cadena constató que, a pesar de algunas previsiones negativas de ciertos medios, los escoceses no han acogido al Santo Padre fríamente sino de modo muy caluroso. No se llegaron a las cifras de asistencia de hace 28 años con Juan Pablo II en el mismo lugar, el Bellahouston Park de Glasgow, pero gran parte de la explanada pudo llenarse.

A Benedicto XVI le recibieron por la mañana las gaitas en Edimburgo, con bandas de músicos con sus tradicionales faldas a cuadros, que recorrieron el centro de la capital escocesa, y por la tarde le despidió la voz de Susan Boyle.

La cantante, católica practicante, interpretó antes de la misma papal su conocido «I dreamed a dream», con el que hace un par de años ganó el concurso de televisión que le llevó a la fama, y al término de la ceremonia cantó el himno religioso «How great you are». Ante las cámaras, Boyle hizo una defensa de la figura del Papa, porque «está haciendo el trabajo de San Pedro», y proclamó que con la edad cada vez valora más su fe. «¡Qué preciosa es!», exclamó.

Una bendición especial

Entre los momentos emotivos de la ceremonia estuvo la bendición final del Papa a Anton McManus, un niño de nueve años que le había escrito pidiendo poder saludarle y explicándole que tiene un cáncer del que se está recuperando. «Si alguien puede hacer algo, ése es Dios», le escribió al Papa.

Tras la misa en Glasgow, el Papa se trasladó en avión a Londres para pasar la noche. La segunda jornada de su viaje se desarrollará en la capital británica. El acto central, el más valorado por Benedicto XVI junto con la beatificación del cardenal Newman del domingo, será su encuentro esta tarde en Westminster Hall, la parte más antigua del Parlamento británico, con la sociedad civil británica.

El entusiasmo levantado ayer en Escocia normalmente debería traducirse en un incremento de la asistencia a los actos públicos programados para el resto de jornadas, pero la restricción del acceso a quienes poseen entradas asignadas con antelación a las parroquias dificultará sumarse en decisiones de última hora.

En Londres probablemente los voces contrarias al Papa encontrarán mayor eco. En Edimburgo las protestas fueron lideradas por el reverendo protestante Ian Paysley, que siempre ha visto al Papa como el «Anticristo».

Aunque se trata de una visita de Estado, costeada entre el Gobierno británico y la Iglesia católica local, y se encuentra en el país invitado por Isabel II, Benedicto XVI ha preferido alojarse en la Nunciatura y no en Buckingham Palace.

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