El socialismo consiste en practicar el capitalismo y llamarlo socialismo. A lo que el socialismo español añade la particularidad de hacer la guerra y llamarlo paz. Algo bien conocido por los españoles desde que Zapatero «hace la paz» en Afganistán, pero que ayer tuvo una evolución extraordinaria con un discurso del presidente en el Congreso que podría haber firmado el mismísimo George W. Bush, eso sí, sin pronunciar ni una sola vez la palabra guerra. Que es como retransmitir el partido de Nadal y evitar la palabra tenis.
Por primera vez y con toda claridad, Zapatero defendió la presencia de nuestras tropas en Afganistán como una lucha contra el terrorismo islamista y una tarea imprescindible para asegurar la seguridad de Afganistán y de toda la región, la seguridad global y la seguridad nacional. Que son exactamente los argumentos empleados por Bush y ahora por Obama para emprender y proseguir la guerra contra el terrorismo islamista. Seguridad, seguridad y seguridad, ese concepto que, según cierta izquierda, era una coartada para la represión y el militarismo, y que fue ayer abrazado con pasión por Zapatero. Para evitar que el terrorismo vuelva a golpear el mundo, dijo José Luis Rodríguez-Bush.
Incluso la distancia que aún le separa de su antaño odiado enemigo, la palabra guerra, tiene arreglo. Pues según José Antonio Alonso, no es lo mismo war que guerra, de ahí que los anglosajones utilicen el war y ellos eviten la guerra. Por lo que, deduzco, será perfectamente admisible que, a partir de ahora, Zapatero no sólo defienda el papel del Ejército en la lucha antiterrorista y la presencia en Afganistán, sino que lo pueda llamar como Bush, o sea, war. Estamos en Afganistán en una misión de war, «en una misión militar con lo que eso significa», como definió Zapatero. Es decir, en una war. En un partido de tennis, que, cuidado, no es lo mismo que tenis.