«Solo falta que alguien se baje los pantalones»
El juicio contra cuatro acusados por enaltecimiento del terrorismo dejó otro momento para el recuerdo del juez de la Audiencia Nacional Alfonso Guevara

Lástima cuando un juicio como el que se celebró ayer en la Audiencia Nacional por un delito de enaltecimiento del terrorismo convierte a Tribunal y a abogados en protagonistas de la noticia. No es la primera vez que sucede con Alfonso Guevara como presidente de la Sala. Coincidían en la vista Daniel Portero, presidente de la asociación Dignidad y Justicia, esta vez en calidad de querellante como «víctima directa» del terrorismo; el concejal del PP de Bilbao, Carlos David García; la abogada y a la sazón presa proetarra Arantza Zulueta, y el letrado «protagonista», junto con Guevara, de esta rocambolesca «historia»: Kepa Mancisidor. Como telón de fondo, la solicitud de 18 meses de cárcel para los directivos de la comparsa «Txori Barrote», que en 2008, durante las fiestas de Bilbao, exhibió fotos de presos etarras, entre ellas, las de Harriet Iragi e Igor Solana, asesinos del fiscal Luis Portero. Y un informe de la defensa en el que al letrado no se le ocurrió otra cosa que recomendar a Daniel Portero «olvidar».

Arantza Zulueta acababa de testificar. Le estaban poniendo las esposas para bajarla a calabozos (desde donde sería conducida a la cárcel de Soto) cuando Mancisidor preguntó a Guevara si luego podía hablar con ella. «Esto no es un “vis a vis”», dijo el juez. Apenas unos segundos después, desobedeciendo al magistrado, el letrado abandonaba su silla para dar dos besos a la proetarra. Con el primer reproche al abogado por su actitud «intolerable y chulesca», empezaba el temporal.
«Esto no es un “vis a vis”»
«Ya solo falta que alguien se baje los pantalones aquí. Se ha levantado y le ha dado dos besos como podía haber hecho cualquier otra cosa. Eso se llama provocación y yo no voy a entrar en eso. Le he dicho que esto no es un “vis a vis”. Ha quedado demostrada la poca educación que tiene usted. Y me da igual lo que piense. Mucha gente dice muchas cosas sobre mí y me importa un bledo. Para vestir la toga hay que tener educación». No era el primer incidente de la mañana. Anteriormente, Guevara había llamado la atención a este mismo abogado y al concejal popular al que interrogaba por mantener un «pulso» en la Sala. «La ideología política se deja ahí fuera, como yo la he dejado».
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